✦•Haru Haru.•✦ (KookTae)

❀ » Vigésimo séptimo.

107 Días

Cierro los ojos e intento tragar, pero mi cuerpo vuelve a rechazar todo, es inevitable no ponerme a llorar mientras Tae me mira, brindándome el apoyo que necesito. Agarra mi mano, apretándola, recordándome que ahora lo tengo a mi lado.

—No importa Kookie, a la próxima podrás, no tengas miedo —deja un suave beso en mi frente, regalándome una sonrisa.

—Lo siento, tengo la sensación que retrocedí todo nuestro de duro esfuerzo, por una estupidez.

—Te equivocas cariño, todos tenemos nuestras caídas y no por eso debes crucificarte, eres una persona, tienes derecho de cometer errores y no fue mi esfuerzo, fue solo tuyo, ya que yo te aconsejo, pero tú eres quien persevera.

—Deseo un vaso de leche, cariño —tomo aire —, creo que con eso podré comenzar por ahora.

Al oír mis palabras Tae, besa mi mejilla y termina por abandonar la habitación por ir por lo que le pedí. Enseguida me comienzo a sentir sólo, anhelando volver hacer independiente, agradezco la ayuda de Tae, pero siento miedo, no creo poder darle nada.

He perdido tanto en mi vida, a tal punto de no saber qué hacer, intento luchar, pero me ha costado demasiado salir adelante, me cuesta admitirlo, pero el cariño que me brinda Tae, muchas veces parece irreal, ni mis padres me han cuidado tanto como él.

Aún recuerdo cuando le dije que deseaba ser artista, se molestaron tanto que hasta el día de hoy no me hablan, vengo de una familia demasiado tradicional, por eso soy considerado una vergüenza.

Cuando adicioné y me aceptaron fue lo mejor que me ocurrió, luego de mucho tiempo volví a tener ganas de vivir, el amor de mis fans ayudaba mucho, pero mi fama crecí y con ello el odio, inventaron rumores horribles, me regañaban siempre en la empresa por lo mismo, me sentí tan miserable, juzgándome por no ser perfecto, lo intente, pero falle, destruyéndome, a tal punto que ya no puedo volver hacer lo que amo, hasta mejorar mi salud.

—Aquí tienes, cariño —al escuchar su voz, salgo de mis pensamientos.

—Gracias, muchas gracias —al notar que lo tengo a mi lado, tomo de su mano, apreciando lo hermosas que son—. Gracias por deseas luchar a mi lado y tenerme fe, amor.

Al oír mis palabras se sorprende, deja el vaso aun lado, para luego tomar mi rostro con delicadeza, juntando nuestros labios. Es delicado y sencillo; me llena de calidez, provocando esas mariposas que jamás creí sentir.