♦ · Prólogo · ♦

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—Vuelo 016 con destino a Las Vegas ha llegado a su destino —anuncia la voz de una mujer por los alta voces.

Al fin había llegado el día.

Desde hace varios años, mi mejor amigo, Noah, y yo, soñábamos con venir a Las Vegas a celebrar nuestro cumpleaños número dieciocho a lo grande.

Hoy nuestro sueño se había cumplido, ya que... ¡Por fin estábamos en Las Vegas!

Termino de bajar las pequeñas escaleras que conducen a la sala de espera del aeropuerto y aspiro lentamente, escondiendo muy sutilmente las ganas de gritar de emoción que tengo por dentro.

Por Dios. Estaba en Las Vegas... ¡En Las Vegas! Este era mi sueño desde que cumplí los quince.

Le echo un vistazo rápido al aeropuerto, apenas pudiendo retener algo de información de la que mis ojos captan, mientras acomodo el hombro caído de mi suéter. Echo una goma de mascar en mi boca, y entre tanto las personas van y vienen, yo aprovecho de otros dos segundos de tranquilidad en mi sueño hecho realidad antes de que Noah venga y...

Antes de que pueda continuar disfrutando de la vista que me ofrece el ventanal del aeropuerto, siento como un par de brazos delgaduchos se aferran a mí y un cuerpo escuálido se cierne sobre mi cuerpo, tirándoseme encima mientras que alguien grita con fuerza en mi oído.

—¡Estamos en Las Vegas, Beck! ¡Las Vegas!

Me safo de los tirones que me está dando mi mejor amigo sin ningún cuidado, y le pellizco, buscando inútilmente tranquilizarlo.

—Tranquilízate o llamaré a seguridad y afirmaré no conocerte —le amenazo mientras me acomodo mi cabello corto detrás de mis orejas, viendo de reojo como algunos extranjeros y locales nos miran mal.

—Bah, sé sincera contigo misma y admite que no vivirías sin mí ni un segundo.

Ruedo mis ojos mientras recojo mi mochila del suelo y la coloco en mi espalda.
—Ni que me hubieras parido, y aún lo hubieras hecho, estoy al otro lado del país sin mi madre y todavía sigo respirando.

Noah coloca una de sus manos en su pecho mientras abre la boca, fingiendo indignación, pero antes de que tenga tiempo de responderme, siento que me abrazan desde atrás.

—¿Por qué tan triste, Beck? ¡Esto es Las Vegas! —grita Blake, emocionado.

Solo hago oír su voz en mi oído y sentir su respiración cerca de mi cuello, para que mi corazón empiece a latir con fuerza, tanta que por un momento temo que él lo note.

Blake Johnson es mi crush desde siempre. Es ese chico al cual no puedes dejar de mirar porque simplemente es perfecto. Sus ojos te atrapan y se te es imposible mirarle los labios y no querer besarlos, como si en ellos hubiera una carga de energía positiva, y en los tuyos, una negativa. Pero, sobre todo, Blake Johnson es y siempre será la manzana prohibida de mi Edén. ¿Por qué? Por el simple hecho de tener una novia.

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora