♠ · Capítulo 25 · ♠

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Capítulo 25

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Capítulo 25. Otro secreto...

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Echo un último vistazo por la ventana de la habitación antes de correr a la cama y sentarme recostada en el espaldar, de brazos cruzados y con cara de enojo.

Hoy era el día en que Aleksandr volvería, y, de hecho, recién lo había hecho, por lo cual había corrido a posicionarme en la cama como si no lo hubiera estado esperando por horas.

Juego con el pequeño body de bebé que me dieron en aquella tienda en Las Vegas, recordando la pequeña nota que traía envuelta y que tuve que tirar en una de nuestras paradas sin haberla leído, pues corría el riesgo de ser descubierta.

Una vez que los flashbacks de mi misión casi fallida terminan de pasar por mi mente, sigo contando los segundos que espero a que el ruso suba. Tengo varias cosas que decirle, y ninguna de ellas son buenas.

Finalmente, varios pasos me alertan de su cercanía, pero también el sonido de otra voz hablando con él me alerta de que tiene compañía.

Cuando la puerta se abre la primera persona en traspasar el marco es nada más y nada menos que Antonella, que viene vistiendo, como siempre, ropa de diseñador que va a juego con su maquillaje y prendas.

Ella no se percata de mi presencia de inmediato, pues tiene la vista puesta en Aleksandr cual halcón a punto de atacar a su presa; pero al sentir mis ojos taladrantes en mi espalda automáticamente deja de hablar en ruso.

—Tenemos compañía... —murmura ella, deteniéndose por un par de segundos a ver en las fachas en las que estoy. Al Aleksandr escuchar eso, levanta su vista en dirección a la cama, como si ya supiera que iba a estar aquí.

—Déjanos a solas.

Antonella no protesta y sale de la habitación al instante, cerrando la puerta a sus espaldas y dándonos algo de privacidad al ruso y a mí.

—¿Y ahora por qué la cara?

No respondo, y mejor dejo que mis ojos hablen por mí y se dé cuenta de las ganas que tengo de que le impacte un rayo ahora mismo.

Cuando el ruso no recibe respuesta por mi parte, empieza a caminar hacia mí, con una ceja alzada y una mano dentro de su bolsillo, mientras que con la otra juega con un bolígrafo.

—Te dejé bien, ¿Ahora que veneno te metiste en la cabeza?

—Todo este tiempo me has mentido.

Aleksandr no responde, pero ni eso ni mi mal tono evitan que deje de acercarse. Cuando ya está lo suficiente cerca de mi como para tocarme, deja que la punta superior de su bolígrafo se deslice lentamente por mi barbilla y que baje por mi cuello.

En un arrebato de furia mando a volar el bolígrafo de su mano, pero aún así Aleksandr no parece molesto.

Seguro es porque la víbora esa lo tiene contento...

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora