♠ · Capítulo 15 · ♠

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Capítulo 15

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Capítulo 15. El regalo de Aleksandr.

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—¿Un paquete?

Enara asiente con una mueca en la cara, lamentándose por mi desgracia.

—Correcto.

Espero a que se vayan, y aunque sé que Enara y Antonella no se van a mover porque me están esperando, no soy capaz de moverme en su dirección. No quiero salir de la habitación y dejar solo a Adam, al menos no con Antonella cerca. Ella podría ir a avisarle a los guardias o hacer alguna otra diablura.

—Iré en un minuto —digo, intentando deshacerme de ambas mujeres hasta que consiga una manera de sacar a Adam de aquí.

Enara asiente y luego lleva su mirada al lugar donde se encuentra Adam de pie, justo detrás de mí.

—Deberías irte. El señor Vólkov viene de camino.

Adam no tarda en reaccionar ante el mandato y empieza a irse, pero antes de cruzar la puerta de mi habitación por completo se toma el tiempo de regalarme una última sonrisa.

Ahora, con el corazón a mil y nerviosa a más no poder, empiezo a salir de la habitación, y cuando ya me aseguro de que Adam ha salido por completo del piso, me permito quitarle los ojos de encima a Antonella, aunque esta tampoco parecía muy molesta con el hecho de que el pelirrojo se encontrara en mi habitación, cosa que me extraña.

Pensé que iría corriendo a contarle al rusito de chismosa.

—¿Dónde está el paquete? —pregunto, recién recordando la razón por la cual nos interrumpieron a Adam y a mí.

—Encima de la encimera de la cocina.

Me dirijo hacia allí, sintiendo en todo momento la mirada de ambas chicas en mi espalda, cosa que me tiene nerviosa, al menos por parte de la víbora masoquista.

Al llegar a la cocina lo primero que diviso es una caja del tamaño de una de zapatos, hecha de cartón y de color marrón feo. Esta no está envuelta en un papel de colores o dentro de una funda cara de regalo, razón por el cual frunzo el ceño, confundida.

Creí que Aleksandr tendría más estilo o al menos le pondría más empeño al trabajo de comprarme un regalo, si así podría llamarse.

Intrigada por el contenido de la caja me apresuro a tomarla, ahora percatándome de que el paquete no pesa tanto como imaginé.

Antes de sacudir la caja para ver si lo que tiene dentro suena, tengo la delicadeza de tomar una pequeña tarjeta blanca que hay encima de la tapa. Cuando ya lo he hecho me siento libre de abrirla, ahora siendo consciente de que esta emana un leve olor a sangre.

Sin poder esperar más a ver el interior, quito la tapa de la caja sin haber siquiera estar cerca de lo que esta contendría.

Al ver el interior, suelto un grito de horror mientras la suelto, causando que el contenido ruede por varios metros hasta quedarse quieto, manchando las partes del suelo por donde pasó.

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora