♠ · Capítulo 41 · ♠

9.9K 927 98
                                    

Capítulo 41

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 41. Verdadera familia.

♠ · ♦ · ♠ · ♦ · ♠ · ♦ · ♠

Habíamos caminado durante dos largas horas, o al menos eso decía Céline. Yo sentía que habían sido muchas más.

Tenía mucho frío y ya no sentía mis pies o la punta de mi nariz u orejas. Estaba titiritando del frío, y si nadie salía de la nada a salvarnos, temía poder perder mi bebé.

—¿Cuánto falta? —pregunto, intentando divisar algún lago o un refugio a lo lejos, pero lo único que soy capaz de ver es el blanco de la nieve.

—Un poco.

Doy un par de pasos más y me quedo atorada en nieve. Intento escapar, pero me encuentro tan exhausta que no soy capaz de seguir.

Al detenerme, mis piernas se rinden y caigo de rodillas. Gracias a la gran cantidad de nieve que hay bajo mis pies, el golpe es amortiguado, aunque de igual manera dudaba que de no haber nada, mis piernas pudieran ser capaces de sentir algo.

Antes de que Céline se dé cuenta de que no la sigo, un metal frío rozando mi muñeca me recuerda un dato que me hace sentirme una tonta: Sigo teniendo el brazalete puesto.

Empiezo a levantar la manga de mi abrigo de poco a poco para poder ver el brazalete, cuando la voz de Céline me sobresalta.

—¿Qué estás haciendo? ¡Ponte de pie!

Suelto la manga de mi abrigo al instante de haber oído su voz, y dejo que ella llegue a mi para que me ayude a zafar mis pies de la trampa de nieve. A Céline se le dificulta levantarme, pero finalmente lo logra.

—No siento mis piernas —me quejo, sacando mis pies con dificultad de la nieve.

—Lo sé, yo tampoco, pero debemos continuar.

Trago con dificultad, sintiendo el peso del brazalete en mi muñeca, y empiezo a caminar mientras me apoyo en Céline. Ella me ayuda a avanzar un par de metros, hasta que, montaña abajo, se divisa un lago inmenso.

Al llegar casi al borde de la montaña, miro hacia abajo, intentando ver qué tan alta es la montaña e intentado adivinar qué tan difícil sería bajarla, cuando la nieve bajo mis pies se desliza, casi causando que ruede montaña abajo.

Céline es la que me sostiene para que no caiga, y notando que ya no tengo más fuerzas, me ayuda a estabilizarme lejos del borde.

—Allá está el equipo de rescate —dice ella, señalando a algún lugar cerca del lago, pero no soy capaz de ver nada—. Yo bajaré por ayuda, tú quédate aquí. Solo no te muevas en lo que vuelvo, ¿Bien?

Intento decir algo, pero no soy capaz de formular una palabra correctamente, así que simplemente asiento, y en cuanto veo el cuerpo de Céline desaparecer montaña abajo, vuelvo a quedar de rodillas en la nieve y mi mano cae casi automáticamente en mi brazalete.

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora