♦ · Capítulo 4 · ♦

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Capítulo 4

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Capítulo 4. El falso Sr. Mafioso.

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Al principio me río y volteo en dirección de los demás, siendo consciente de que ellos pueden oírnos y esperando que también rían, pero ellos no lo hacen, sino que parecen estar preocupados.

—¿Qué? —pregunto en dirección a Marie. Ella ni nadie me responde, y es cuando empiezo a recordar vagamente los tatuajes del pelinegro—. En verdad no será un...

—Llamaré a tus padres —es lo único que dice ella.

Volteo a ver a los demás profesores, buscando respuesta alguna, pero lo único que ellos hacen es enviar a todos arriba, incluyéndome a mí.

Ruedo los ojos exasperada por la ridiculez del asunto, pero aún así camino con el grupo en dirección al ascensor. En el camino a mi lado va Noah, pero en algún momento Blake intercambia su lugar con el de él, así que ahora vamos a la par, de vez en cuando rozando nuestras manos sin querer.

—¿Crees que en verdad sea un mafioso? —oigo su voz luego de un largo rato.

—No lo sé. ¿Tú qué piensas?

Blake baja la mirada y asiente.

—Es un hombre muy peligroso, Beck. Mi tío tiene a un amigo que es agente del FBI y por las cosas que cuenta, es una leyenda en Rusia y aquí, en Las Vegas. Hace y deshace y nadie le puede hacer nada en su contra.

Blanqueo mis ojos y río por lo bajo.

—Eso es absurdo. No tuvo ni el poder para obligarme a ir con él y es un mafioso muy poderoso —vuelvo a reír—. Yo que él no diría que soy mafioso.

—Por algo habrá sido. Pero por favor la próxima vez ten más cuidado —me suplica el británico.

Por primera vez desde el inicio de nuestra pequeña conversación, Blake me mira a la cara. De igual manera yo lo miro, causando así que mis ojos choquen con los suyos.

—Está bien. Seré más prudente —lo engaño, porque la verdad es que ya me conozco y no creo que vaya a hacerlo.

—¡Eh, chicos! —nos llaman los demás desde el ascensor. Camino a ellos sin ganas.

Cuando Blake y yo ya abordamos el aparato, Nia le da al piso que le toca al primer grupo, mientras mantiene una pelea con Claire y Jacob.

Poco a poco la discusión se vuelve más grande, y aprovechando Blake que nadie nos presta atención, me acerca a él con disimulo.

—¿Y qué harás ahora? —me susurra al oído.

—Nada. Solo disfrutar mi estadía en el Bellagio, y luego volveré a casa, libre de culpas o malas vibras de un ruso con malgenio. Ese hombre puede ser el presidente, pero a mí no me gobierna.

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora