♠ · Capítulo 7 · ♠

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Capítulo 7

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Capítulo 7. Vendida.

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Me seco la fina capa de sudor que cubre mi frente con el dorso de mi mano mientras miro por la ventana en dirección a la entrada del hotel.

Estoy intentando ver si logro ubicar a mis compañeros que se marchan hoy de Las Vegas, pero como me encuentro en el último piso del Bellagio, se me imposibilita la tarea.

Maldigo por lo bajo y me aparto de la ventana, despeinándome, mientras me vuelvo a poner en frente de la puerta de la habitación, cuestionándome qué hacer.

No puedo más, siento que enloqueceré y Aleksandr no parece estar pensando dejarme ir.

Otra cosa que me tiene mal es la cuestión de ese tal pago.

¿Qué se supone que significa eso? ¿Que mis padres un día no traían cambio y me dejaron en el mostrador de la tiendita del ruso?

No lo creo.

Me vuelvo en dirección a la cama con la intención de descansar un poco de todo esto, pero el silencio de afuera me advierte que Aleksandr no está y que puedo irme libremente.

Abro la puerta de la habitación con cuidado, sacando solo mi cabeza para confirmar que él no esté aquí. Sé que el otro hombre y la mujer ya se han ido, pues hace no mucho el ruso los despidió con la excusa de que necesitaba terminar algo con un tal Dmitry.

Cuando miro a los lados y no logro verlo, corro en puntillas hacia la puerta de entrada, queriendo huir de aquí lo más rápido que pueda, pero la realidad me da una tremenda bofetada cuando intento abrir la puerta y esta no cede.

Está cerrada.

Intento forzarla, pero es inútil. Bufo, enojada, y me aproximo a una pequeña mesita que hay al lado de la puerta para revisar si por casualidad hay un teléfono, cuando oigo a Aleksandr aclararse la garganta.

Me trago el grito de susto que amenaza con salir de mi garganta y finjo serenidad mientras me giro en su dirección.

—¿No fui lo suficientemente claro con mi pedido, Becka? ¿O debo repetírtelo?

Me abrazo a mí misma y me obligo a sacar mi carácter de mierda, pero al hablar, mi voz sale rota.

—Quiero ver a Marie.

—¿Y quién es Marie?

—Se que sabes quién es Marie. Quiero verla.

Aleksandr mira el reloj de su muñeca con desinterés, y luego vuelve sus ojos a los míos mientras me responde con cinismo.

—No soy adivino, mucho menos acosador. Así que no, no sé quién es Marie.

Empiezo a desesperarme. Este hombre va a sacarme de quicio o a matarme de un ataque de nervios.

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora