Damiano
No puedo recordarla. No puedo volver a ella.
Ese es el único pensamiento que me recorre la mente cuando mi móvil suena, en mitad de una sesión en el estudio con los chicos, y veo aparecer su mensaje en la pantalla. Es un simple <<¿te puedo llamar?>>, pero se me revuelve el estómago.
Es el mensaje de una mujer rompedora, diferente a cualquier otra; una mujer fuerte, antes derrumbada hasta que su vida se hizo añicos, pero recompuesta ahora, al fin. Recompuesta y alejada de mí. Alejada de todo lo que tiene que ver con Damiano David y su música y sus musas.
Damiano y sus jodidas ambiciones.
Mis ganas de crecer. Sus ganas de asentarse.
Las mismas ganas que nos separaron.
-¿Quién es, Damia?- la voz de Thomas retumba en mis oídos cuando se acerca, con su ceño fruncido en un característico gesto de confusión y una mano extendida hacia mi teléfono, listo para apagarlo. Odiamos que nos interrumpan mientras componemos, es un hecho-. ¿De la discográfica? Contesta en ese caso. Solo espero que algún puto día dejen de interrumpirnos y nos permitan tomarnos un merecido descanso.
Mis ojos se fijan de nuevo en la pantalla. Niego suavemente con la cabeza.
-No es de la discográfica. Me han llamado esta mañana temprano.
-¿Quién entonces?
-Es...- me paso una mano por el pelo y dejo escapar un suspiro entre mis labios-. Mira, déjalo, Thomas. Dame un momento. Voy a fumarme un cigarro.
Él me agarra del brazo antes de que pueda alejarme.
-Damia, joder, estamos a punto de terminar la canción...- murmura, mirando hacia atrás para comprobar que Vic y Ethan siguen aún dándole vueltas al final del estribillo. Mis ojos se mueven en la misma dirección.
Los chicos llegaron hace ya una semana, cargados de maletas y de ilusión, con un futuro brillante reflejado en sus ojos y unas metas muy claras por cumplir.
La primera noche que pasamos en Milán todos juntos, con Anna, fue increíble, divertida y descontrolada a partes iguales. Nos emborrachamos en la azotea y terminamos bañándonos en la piscina a las cinco de la madrugada, disfrutando de los últimos minutos de gloria que nos ofrecían la oscuridad y las lejanas farolas de la ciudad antes de que saliera el sol. Anna y yo nos dormimos juntos en una hamaca, abrazados, proporcionándonos calor mutuamente ante el frío amanecer milanés y sin importarnos lo que pudiera pensar nadie sobre la verdaderamente jodida y maravillosa conexión que tenemos.
Sobre nuestras noches a solas en Santuario Måneskin y todas las veces que nos hemos recorrido el ático follando.
Desde entonces, mi inspiración ha estado en su punto más alto, en su cúspide. Aunque, a decir verdad, así ha ocurrido con la inspiración de todos. Victoria ha pasado tardes enteras encerrada en su habitación, tocando del bajo hasta que le han sangrado las yemas de los dedos y le han dolido las muñecas; Thomas ha compuesto melodías fascinantes, dignas de cualquiera de las bandas de rock más prestigiosas de los 70; Ethan se ha partido el culo tocando la puta batería y nos ha hecho de músico y de terapeuta, todo a la vez; Anna ha pasado horas eternas en su amado estudio de baile, perfeccionando, poco a poco, su antigua técnica y la clara belleza de sus movimientos; y mis letras...
Mis letras han fluido más que nunca en todo este año, directas desde el corazón hasta el papel.
He sangrado mis pensamientos en las hojas, he besado a Anna como si sus labios fueran el único oxígeno para mis pulmones, he llorado y me reído a la vez. He asimilado la victoria. He descansado y he hablado con mi madre. He sentido. He vivido.
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The Devil's Room
Fanfiction"Giocare con il nemico è molto più divertente, amore" (Jugar con el enemigo es mucho más divertido, amor) . . . . Un concurso. Demasiados chupitos de Jäger. Un pacto con el mismísimo diablo. Y mucho tiempo sin follar. ~ Anna, una joven estudiante...