Cuatro.

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Miércoles 1 de agosto, París, Francia

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Miércoles 1 de agosto, París, Francia.

     Levantó la comisura izquierda al notar cuán ansiosas estaban las personas a su alrededor. Nunca pensó que llegaría a este nivel, y ahora disfrutaba estar donde estaba, sentado en la punta de una larga mesa de reuniones ejecutivas.

     Adrien miraba todo a su alrededor con la espalda erguida, las manos cruzadas sobre la superficie de vidrio y el cabello peinado de forma casual. Estaba reunido con los principales organizadores del siguiente evento, la Semana de la Moda en París, quienes querían explicarle dónde y cómo sería el evento, los días de duración, cuándo sería su turno de mostrar sus diseños y quiénes estarían presentes.

     La organización había estado un poco tardía por culpa de pleitos y renuncias en el interior de esta, pero ahora que todo parecía estar bien y que nada pondría en peligro la realización de tan esperado evento, podían asegurarle el día que presentaría su colección; el martes de la próxima semana empezaba el evento, con galas, música y desfiles, pero el viernes 10 de agosto estaba programado que él sería el protagonista con un desfile de modas a lo grande.

     Su participación era esperada por miembros en el área del entretenimiento, editores de revistas de moda, celebridades y dueños de tiendas famosas a nivel global, después de todo, nadie quería perderse algo proveniente del Rey del Universo, la nueva promesa de la moda. Nadie supo cómo empezaron a nombrarlo así, sólo que efectivamente llamaba la atención y atraía a más personas.

-Me gusta la importancia que se les dará a mis diseños, pero eso no restará que agradezca al final a quienes las materializaron -podía comportarse de mala manera a veces, pero siempre destacaría el hecho de que no trabajaba solo, y que para que sus diseños fueran tangibles habían confeccionadores artesanales de su confianza y con experiencia en el rubro-. Una duda, ¿a cuántas personas puedo invitar?

-Estarán disponibles las invitaciones que usted desee.

-Me gustaría más el sistema de lista, no quiero que las personas que considero importantes corran el riesgo de extraviarlas -la rubia con la que hablaba se inclinó hacia adelante, con el escote apenas disimulado bajo su uniforme.

-¿Podría darme los nombres? Los agregaré de inmediato -Adrien quitó la vista de donde no debía tenerla puesta, sus gustos eran claros y obviamente se fijaría en una mujer que descaradamente le coqueteaba con su escote tan cerca.

-La primera y más importante, Clementine Agreste. Luego Nino Lefebvre.

-¿Alguien más? -levantó una ceja para incitarlo a que continuase si es que debía.

-Por supuesto -sonrió de medio lado, con el tiempo la vida le demostró quiénes valía la pena considerar importantes-. Zoé Lee y Alya Durand -era tanta la vergüenza que Alya sentía por su apellido, que había recurrido con el tiempo a cambiárselo por el de su madre, al igual que Nino.

Here || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora