[Secuela de Stay]
Si en la mejor noche de tu vida te hubieran humillado, engañado y acusado de algo que no hiciste, ¿qué harías? Adrien Agreste es un buen ejemplo de que no puedes huir para siempre.
Dicen que si algo está destinado a ser, será...
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Esa noche fue recibido por los cálidos brazos de su mejor amiga. Apenas la podía ver durante el año porque ambos estaban ocupados con sus propios trabajos, sobretodo Adrien que era dueño de su propia empresa y debía estar manejando asuntos que podían salirse de sus planes constantemente. Por eso mismo, cuando Alya tenía un fin de semana libre, Agreste disponía de un jet privado para que fuese a buscarla y la trajera de Estados Unidos en poco tiempo.
Para alguien como Adrien, las amistades valen demasiado, pueden ser nuestro más grande soporte cuando no poseemos una familia, pueden ser nuestra vía de escape cuando estamos a punto de estallar o perder la cabeza. La vida le demostró que sí existía confianza en el ser humano, que no estaba tan solo como creía y que no tenía que lamentarse de sí mismo por eso, los años y el tiempo se encargaron de ponerle en el camino a las personas correctas.
Nino, poco tiempo después de dejar lo más establecido posible a su amigo en Francia, regresó a los Estados Unidos y supo todos los detalles acerca de que Zoé había sido quien ayudó a develar la verdad sobe Adrien. Pero todo entusiasmo de contarle dónde se encontraba el ojiverde fue frenado por el mismo deseo de querer ser invisible a los ojos del instituto y del resto del mundo. ¿Qué podía hacer?
Tardó un poco en darse cuenta de que lo primero que debía hacer era avisarle a Agreste de esto, si Zoé se la había jugado por él necesitaba ser reconocida, porque fue una de las pocas que confió y que, de hecho, gracias a eso lo salvó de todos los cargos que se le imputaron.
La persona que presionó a Nino para que hablase fue Alya, la morena siempre tuvo la sospecha de que él sabía dónde se encontraba Adrien, y después de darle los mejores argumentos de la importancia de la amistad y la seguridad que ella podía proporcionarle al rubio, fue que Nino contó la verdad. Nadie trató de convencerlo de regresar a Estados Unidos, Adrien era dueño de su vida y de hacer lo que considerara mejor para él.
Esas personas, sus amigos, fueron los pilares para que Agreste no terminara derrumbándose después de la muerte de su madre, en la tarea de hacerse cargo de Clementine, los múltiples trabajos que tomó para costear los estudios de ambos y su día día en el camino para terminar siendo diseñador.
Ellos le proporcionaron su cariño, incluso aunque él se negara le enviaban dinero constantemente porque sabían cuán pesada se hacía la carga para él solo, viajaban cuando podían, pero claro, todo esto sin contárselo a quienes fueron sus compañeros de escuela, especialmente a Marinette, porque siempre fue la petición de Adrien que esto quedase así, su existencia tenía que ser un secreto y su paradero también.
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París, Francia, días después.
Viernes 10 de agosto, 2029.
¡Demonios! El rostro de Adrien se fue arrugando con la decepción al saber que su pedido no podía llevarse a cabo. Estaba demasiado ocupado como para tener que hacer un espacio y dar esa entrevista que le restaría tiempo necesario para otra actividad.
