Trece.

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Miércoles 5 de septiembre

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Miércoles 5 de septiembre.

Dos días después.

     Una por una revisaba las hojas que tenía entre sus manos mientras sus colegas exponían los recientes acontecimientos que se convertirían en las noticias para el programa de la noche. Alzó sus ojos a la mesa, había cafés humeantes que inundaban con su olor la sala, la atención de sus colegas estaba puesta en su jefe que decía lo que estaba bien y lo que debían borrar, todo era como siempre, una rutina.

     La noche anterior emitieron la nota sobre la llegada de Adrien Agreste y el revuelo que causó en las calles alrededor de Valentino, los invitados en el lugar, la opinión de algunos de ellos e incluso algunas preguntas de la conferencia de prensa, incluyendo las de ella. Disfrutaba de cómo sonaba su voz y no era la única con esa opinión, los demás pensaban lo mismo.

-¿Qué piensas de eso, Marinette? Serás tú quien lo relate -entrecerró los ojos, vio una de las hojas y suspiró-. ¿Te sucede algo? Jamás estás así de distraída.

-Dormí poco anoche, no se preocupe. ¿De qué hablaba?

-Sobre cuánto tiempo le damos a la noticia del asesino de Dallas -Marinette no tardó mucho en dar una respuesta, tenía experiencia, y aunque no era suficiente, era bastante buena.

-Me parece que no hay que darle más de cuatro minutos, ya se ha hablado sobre ello en los noticieros de otros canales, en el portal de la CNN, el diario y los matinales, todos han hablado del psicópata en Texas que asesinó a cuarenta estudiantes extranjeros. ¿Cree que debemos sobreexplotar aquello, cuando ya es una noticia muy manoseada? Por la madrugada hicieron una cobertura y fuimos los primeros en ello, incluso están hablando sobre el tema en el canal -indicó la televisión que se ubicaba en una esquina de la sala de reuniones-. No más que eso, sólo hay que hablar de cómo va la investigación, pero la gente no desea escuchar lo mismo.

-¡Por eso eres mi periodista estrella! -la señaló, provocando que se sonrojara y hundiera su rostro entre las hojas. Todos sonreían porque sabían cómo era su personalidad y que no le gustaba que la adularan frente a los demás.

     Cuando terminaron, Marinette se despidió de todos, tenía cosas que hacer en uno de los centros comerciales, pero la vibración del teléfono en su cartera la sacó del trance. No conocía el número, pero atendió de todas formas, nunca se sabe quién está detrás.

-¿Hola? -la persona del otro lado sólo respiraba, puso los ojos en blanco porque le recordaba a las películas de psicópatas-. Mira, si estás haciéndome una broma juro que corto.

-Tengo mala señal en este lado del hotel -cuando habló con ese acento, sus pies frenaron de inmediato, él estaba llamando, lo que podía significar dos cosas-. Tú y yo tenemos una conversación pendiente -¿realmente estaba tan seguro como lo demostraba su tono de voz o era una gran actuación? Porque Marinette se sentía extraña.

Here || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora