Diez.

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     Se miró al espejo fijamente después de haberse dado una ducha, su cabello húmedo caía sobre sus hombros y como le incomodaba se lo amarró en un moño sobre la cabeza

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     Se miró al espejo fijamente después de haberse dado una ducha, su cabello húmedo caía sobre sus hombros y como le incomodaba se lo amarró en un moño sobre la cabeza. No parecía la prestigiosa periodista que gran parte del país conocía, más bien lucía como una mujer común y corriente con una lucha interna por resolver.

     Ayer había llegado de Francia y sólo se dedicó a dormir todo lo que no pudo hacerlo estando allí. Ahora, cuando el reloj marcaba las 17.00, estaba decidida a escribir la nota sobre la participación de Adrien Agreste en la Semana de la Moda en París.

     Se sentó sobre la cama con las piernas cruzadas y el notebook entre ellas, abrió su archivo de notas y después de colocar el tipo de tamaño y fuente correcta se quedó mirando la pantalla en blanco. ¿Cómo podía partir cuando no se trataba de un desconocido, sino de su ex novio?

     Tecleó unas cuantas palabras, borró otras tantas, y cuando llevaba una línea, todo desaparecía. Fastidiada, gimió antes de estirarse por completo y mirar el techo de su habitación. Vivía en un lujoso departamento de Nueva York, en la cima de un edificio donde nadie podía molestarla y con la máxima seguridad, esos eran los privilegios de ser hija de figuras importantes. ¿Pero de qué le servía esa riqueza si no podía comprar la tranquilidad ni la creatividad para hacer una nota?

-Piensa en él como sólo un famoso. Piensa Marinette -volvió a posicionarse de una manera más cómoda, decidida a no dejar que se crearan más lagunas mentales que le impidieran hacer esto. Tenía plazo hasta la noche para entregarlo.

     Trató de visualizarlo en su cabeza para partir describiéndolo, lo recordó cuando entró a su oficina y él giró el asiento de cuero negro de tal forma que cualquier persona se hubiera caído de rodillas ante su presencia. Los dedos de sus manos empezaron a viajar tecla por tecla con rapidez y vida propia.

Enigmático, poderoso, creativo y elocuente. ¿Qué otras palabras calzan mejor con la personalidad de la nueva potencia de la moda, Adrien Agreste?
A decir verdad, me llevé una sorpresa cuando estuve en...

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Lunes 20 de agosto, Francia.

     Sabía que alguien estaba tocando, pero no era capaz de despegar los ojos del boceto que tenía entre sus manos, las ideas fluían con claridad en la pieza que podía ser la primera de la nueva colección que lanzaría con la tienda que había firmado para exponer sus prendas.

     Aún así, los golpes no cesaban y gruñendo alzó la voz para decir roncamente que podían entrar. Apareció Nino con su tablet en mano, lucía bien y tranquilo porque de todas las personas en este edificio, el moreno era quien más lo conocía y quien no se sentía intimidado por él.

     Adrien continuó con lo suyo, nadie podía interrumpirlo con esto. Estaba empeñado en hacer una línea para la mujer moderna y ejecutiva, temporada Invierno. Tardaría como mucho en terminar los dibujos esta semana para presentarlos a los representantes de la tienda. No se negarían, sabía que no lo harían.

Here || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora