Dos.

521 53 67
                                    

     Dios, le había costado muchísimo dejar que su hermana viajara a Estados Unidos, sobretodo porque era la primera vez que la muchacha pisaba el país desde la tragedia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     Dios, le había costado muchísimo dejar que su hermana viajara a Estados Unidos, sobretodo porque era la primera vez que la muchacha pisaba el país desde la tragedia. ¡Y de eso hacían nueve años!

     La condición fue simple, sólo tenía autorización para ir si él la dejaba a cargo de un guardaespaldas, aunque ¿por qué la autorizaba cuando Clementine ya era una mujer de 20 años? Ante sus ojos jamás dejaría de ser su hermanita mejor, la niña que debió cuidar como su propia hija a los 19.

-Mamá está bien -susurró acongojada al otro lado de la línea. Adrien suspiró angustiado, quizás nunca debió dejarla salir sin su presencia-. Pero esto lo necesitaba, yo sé que necesito estar acá para que me dé su bendición y así iniciar un periodo tan importante para mí.

-Como lo es entrar a la Universidad -apretó los labios, no podía evitar tener emociones encontradas cuando pensaba en eso-. Dile a mamá que la amo, en unos días creo que tendré el valor suficiente para ir a verla a Los Ángeles.

-Adrien... -pausó un poco, debía buscar las palabras correctas para hablarle y no quebrarse tras la línea-. Mamá está en todas partes, como papá, y lo sabes, puedes decirle que la amas sin necesidad de estar frente a su lápida. ¿No es eso lo que me decías cuando era niña?

     Siguieron hablando un poco hasta cortar la llamada. Adrien miró el teléfono en su mano mientras se sumergía en el silencio de su enorme casa. Tenía toda la riqueza que alguien pudiese desear, pero ¿qué era eso si por dentro estaba muerto?

     Giró el asiento de cuero negro en la oficina que poseía allí, con la intención de mirar lo que lo motivaba a seguir adelante. En un cuadro estaba enmarcado el boceto que había hecho el día que perdió el respeto hacia el amor en pareja y la confianza en los demás, pero a pesar de todo era el primer dibujo de tantos, el dibujo que le decía que de la miseria humana siempre se puede salir adelante para llegar al primer escalón.

     Caminó hasta su habitación, se quitó la ropa por completo y así desnudo entró a una bañera llena de burbujas y agua caliente. No pudo evitar gemir de satisfacción, hoy había sido un día muy largo que finalizó en una curiosa situación en la farmacia. ¿Esa pequeña niña habría llegado a salvo a casa con el milagro? 

     El teléfono al lado de la bañera vibró un poco, un mensaje de su chofer que confirmaba que sí, Agathe estaba en casa y sus padres lloraban de alegría. ¡El famoso diseñador Agreste les había dado una luz de esperanza!

     Sonrió de medio lado, quizás sólo tres personas además de su chofer y la asistente que trabajaba para él en las tareas del hogar conocían su lado humano, el resto sólo le temía su persona o lo respetaba demasiado, estaba seguro de que lo consideraban un insensible de piedra obsesionado con la perfección de su trabajo y el de sus empleados. 

     Poco a poco fue cerrando los ojos mientras sus pensamientos lo llevaban a una de esas fechas que quería olvidar, para siempre si era posible.

Here || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora