Veintiséis.

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Viernes 2 de noviembre, 2029

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Viernes 2 de noviembre, 2029.

Una semana después.

     'Quiero sorprenderme el día del evento'. No, para Marinette no eran suficientes ese tipo de argumentos, estaba segura de que todas las veces que fue a G&E para probarse el vestido y el hecho de no haberse topado a Adrien no eran una coincidencia. ¿Por qué una mujer fijaba los detalles para dárselos después al jefe?

     Apenas se habían visto estos días y quizás su cuerpo lo agradecía, suficiente era tener que lidiar con los recuerdos de una noche fogosa, y los sentimientos que ella misma puso en eso. Le dolía que esto ocurriera, porque buscaba la manera de ser profesional a pesar de lo que su corazón sentía, lo único que podía hacer era calificar a Adrien Agreste como un cobarde.

     ¿Cuántas veces se habían cruzado? Dos veces con escasos minutos de por medio, donde la azabache se encontró en la misma disyuntiva, no saber si aplicarle la ley del hielo o actuar como si nada hubiese ocurrido.
     Al final, se decidió por la segunda opción, porque un desprecio era exteriorizar todo lo que llevaba adentro.

     Después de dar vueltas por la cama, decidió levantarse. El reloj marcaba las 8.00 de la mañana y no podía quedarse más tiempo aquí, un largo día la esperaba. Ya todo el mundo se había enterado de la importancia de este vestido como el primer modelo en el camino de Adrien a ser diseñador, era por eso y mucho más que hoy día debía mostrar la pasión en su mirada y caminar.
     Hasta ayer había recibido las clases para aprender a ser modelo, la suerte estaba echada.

     Dentro de la ducha, dejó que el agua caliente la empapara en cada rincón de su cuerpo, las caricias del agua la hacían gemir, porque no podía evitar imaginar que eran las manos de Adrien, esas manos calientes que despertaron todos sus puntos nerviosos y que la estimularon hasta el cansancio.

     No recordaba mucho cómo se sentía con él cuando eran adolescentes, simplemente haber estado en sus brazos ahora que ambos eran adultos había sido distinto. Pudo estar borracha, pero se había sentido tan querida y cuidada. ¿O eran sus sentimientos los que le hicieron creer cosas que no eran?
     Probablemente sí, puesto que que Adrien saliera huyendo al amanecer hablaba mucho de eso.

     Al salir de la ducha se dio cuenta de que en su teléfono tenía una llamada perdida. ¡Era de Agreste!
     Quiso obviarla, pero el día y el evento de hoy no estaban para eso. Con la toalla envuelta en su húmedo cuerpo, marcó de vuelta, sólo dos tonos bastaron para que contestara.

-Buenos días -murmuró con un tono distinto al habitual-. Quería saber cómo estabas -Marinette apretó el puño, si tan sólo supiera.

-Bien, estoy arreglándome para salir a un spa y prepararme para la tarde, allá en el estudio me peinarán.

-¿Es posible juntarnos un momento para beber un café? Simplemente quiero desearte mucho éxito para la noche y agradecerte por todo -sonaba más que sincero.

Here || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora