Marinette usó toda su fuerza para no desviar la mirada, no era una guerra muda sobre quién se quedaba más tiempo observando al otro, pero tenía la convicción de que era una buena periodista y que como tal no podía sentirse insegura frente a nadie, menos frente a Adrien Agreste.
Los aplausos continuaron por unos segundos más, todos los asistentes quedaron demasiado a gusto con lo que Adrien les entregó. ¿Lograría con ello ampliar sus oportunidades?
Adrien estaba hablando con una de las modelos, pero cuando quiso volver la mirada hacia donde Marinette estaba sentada, encontró el asiento vacío. Sonrió de medio lado con sarcasmo, que se fuera pronto porque no tenía la cabeza para pensar en otra cosa que no fuera el gran momento que estaba viviendo.
Podía sentirlo, se avecinaba algún contrato para vender su ropa en una tienda comercial exclusiva, ese era el primer paso a seguir para abrir su cadena de tiendas para la marca G&E.
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Nauseosa y con la piel sudorosa, la azabache llegó al primer baño que encontró a su paso. No había desistido en bajar la mirada hacía un momento, pero se sintió tan ajena en ese ambiente donde no era bienvenida que no soportó más tiempo y se retiró.
El Rey del Universo tenía todo el derecho del mundo de celebrar y recibir aplausos, Marinette tenía muy en claro que ella era la persona menos indicada para observar aquello. ¿Por qué quedarse? De todas formas, su sistema nervioso la estaba traicionando y se aferraba a su cuerpo para dominarlo a su antojo, ese era el motivo de que se sintiera mal físicamente.
¿Realmente debió aceptar venir aquí? Podía sentir la grabadora en el bolsillo de su abrigo, eso la hacía sentir peor. ¡Ni siquiera había terminado la entrevista, no tuvo el coraje de acercarse! ¿Qué iba a llevarle a su jefe?
Con la sensación de que en cualquier momento vomitaría, se encerró en un cubículo y levantó la tapa del retrete, pero en ese minuto escuchó la puerta del baño abrirse de manera torpe, como si alguien realmente estuviese urgido por usarlo. Pero no era una persona, eran dos.
Un poco asustada levantó los pies sobre el retrete, no quería oír nada, pero le era imposible no hacerlo cuando esa pareja estaba demasiado apasionada en su atmósfera. ¿Quién podía tener sexo en un baño público? Mentalmente se regañó por pensarlo, ella lo había hecho y no podía negar que era excitante el factor de correr el riesgo de ser sorprendida.
Entraron al cubículo de al lado, podía escuchar cómo una mujer jadeaba quizás contra la piel del hombre, pudo percibirlo. No fueron los jadeos que llamaron su atención, fue el tono ronco y erótico del hombre lo que comenzó a despertar sus sentidos. Avergonzada se sonrojó, era totalmente inmoral excitarse con la actividad sexual de otra pareja, ¿no? ¿Desde cuándo se preocupaba por lo correcto?
Apretó los dedos de sus pies, el jadeo de aquel hombre llegaba cada vez más cerca de su propio oído, como si estuviera follándola a ella. Podía irse sin hacer ruido y dejar que esa pareja tuviese la privacidad y tranquilidad para hacer lo que quisiera, pero habían dos razones que se lo impedían: uno, la pareja no sabía de su presencia, y dos, quizás en el fondo estaba demasiado excitada como para salir de ahí. Eran una mezcla de besos y golpes contra la pared, jadeos y gemidos que iban en aumento.
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Here || Adrinette AU
Fanfiction[Secuela de Stay] Si en la mejor noche de tu vida te hubieran humillado, engañado y acusado de algo que no hiciste, ¿qué harías? Adrien Agreste es un buen ejemplo de que no puedes huir para siempre. Dicen que si algo está destinado a ser, será...