Esa es mi familia

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Para la gran mayoría el viernes era un día esperado y anhelado pero para el alfa rubio no era así, ese día se enteraría si debía viajar a Okinawa o no y los nervios de Bakugo estaban a flor de piel.

De tener que viajar se tendría que llevar a Sayumi con él y eso sería un desastre, ¿Cómo iba a entretener a una niña en una oficina todo el fin de semana?

Bakugo odiaba tener que hablar con Dabi pero por esta vez y solo está vez le tendría que pedir ayuda al roñoso para que vaya en su lugar, si lo llegaban a llamas a él.

La hora de salida estaba cada vez más cerca y si alguien, aún que fuera un alfa dominante, quisiera entrar a la oficina del rubio de seguro no podría por lo pesado que estaba el aire y sus feromonas.

Fuera de la oficina muchos iban a quejarse con Nejire y ella solo podía disculparse por su jefe, la chica era admirable con lo fuerte que era el hedor ella permanecía firme en su escritorio.

Un ruido del cristal rompiéndose alertó a la chica de cabellos azul claro y por instinto fue hacia la oficina, muchos curiosos miraban por encima de los bloques de trabajo.

En un momento, se escucho un estruendo del interior de la oficina, la chica golpeó unas tres veces la puerta y no tuvo respuesta así que junto toda la fuerza que pudo y tapándose la nariz con su prenda superior se dispuso a entrar.

Al abrir la puerta se escucho a la distancia las quejas de los trabajadores por la peste y ella aún que estaba mareada y asqueada se apresuró a ir hacia el alfa.

_: Señor Bakugo! Está bien?! Le duele!

El alfa estaba apoyado en el minibar de la oficina y había tirado unas cuantas botellas vacías de whisky, uno de los cristales lo había cortado y él en lugar de calmarse solo se enojo más y volvió a golpear el minibar incrustando más el objeto cortante.

_: No es nada, ya déjame paz- empujo a la chica para salir de la oficina.

_: Su olor!- Nejire sabía que si dejaba que salga así solo tendrían problemas ambos.

Bakugo volvió sobre sus pasos y se sentó en su gran silla de oficina, prendió el aire acondicionado al máximo y trato de calmarse. Su mano aún sangraba.

_: Busca el botiquín o algo para esto Nejire, por favor- no la miraba a la cara.

La secretaria solo obedeció y fue rápido a buscar un botiquín, no sin antes abrir un par de ventanas en la oficina, cuando volvió el olor a rabia ya se había dispersado bastante.

Se acercó temerosa a alfa, era más un reflejo de sus instintos no miedo real, mientras curva la herida y le vendaba la mano pudo ver qué Bakugo estaba más que mal.

Para empezar las enormes ojeras que tenía, su rostro entero reflejaba el cansancio y la falta de sueño, su cabello que siempre fue puntiagudo y brilloso ahora se veía apagado y sucio.

Si miraba sus ojos con un mínimo de atención notabas que era como ver una brasa consumida, no tenían brillo, no parecía tener vida siquiera, nunca antes se le escucho su respiración pero ahora se oía incluso desde el lugar donde Nejire estaba.

_: Tiene que ir a Okinawa?

_: No puedo ir o Deku me demandará así que tengo que hablar con Dabi sobre eso.

Ahora todo tenía sentido para la chica de igual forma sabía que estás reacciones por parte de su jefe no eran apropiadas y si aún nadie se había quejado en parte era por el miedo que el alfa les daba.

Cuando terminó de curarlo Bakugo solo se levantó, junto todas sus cosas y ordenó a la chica que alguien venga a limpiar y repongan las botellas.

Se sentía abatido por toda la situación y bastante mareado, se tenía que esforzar por no tambalear a cada paso, hoy se iría antes a casa.

The DalmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora