Hagamos un trato

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La mañana llegó, ya no era muy temprano, una pequeña de ojos verdes y pecas salió de su cama estaba lista para pasar un día más con su padre.

Sayumi sabía que quizás hoy en la noche debía volver con su mami así que quería aprovechar al máximo con el alfa sus últimas horas.

Fue hasta el cuarto de su padre y vio que este aún dormía, lo llamo un par de veces pero no reacciono pensó que debía estar cansado.

Fue a su habitación a jugar pero había una duda que seguía rondando en su cabeza.

_: Rogelio ¿Tú crees que papá sea una persona discriminadora? Si, dijo un par de cosas pero ya sabes lo que mamá nos dijo, hay veces que los adultos dicen cosas malas porque están cansados no porque lo sean.
Si aún recuerdo lo que pasó con la señora pero ella lo chocó y estábamos llegando tarde... Si creo que será lo mejor hablar con él. No, no aún no diremos nada de eso Rogelio.

Luego de meditarlo, y consultar con su amigo fiel, Sayumi decidió ir a despertar a su padre pero de nuevo este no le respondía.

Lo llamo muchas veces y nada, lo sacudió pero nada, la niña empezaba a tener miedo de que su papá ya no despertara.

Muerto no estaba porque podía verlo respirar pero en esta ocasión ni siquiera se movía o giraba, decidió dejarlo un tiempo más y fue a ver la televisión.

Paso una hora, e incluso un poco más, y Sayumi ya tenía hambre además de estar nerviosa por su padres volvió a ir a verlo y Bakugo seguía en la misma posición.

En la cabeza del alfa todo estaba en blanco, la voz de su hija resonaba en ocasiones a lo lejos y lo llamaba y él trataba de abrir los ojos e ir con ella pero no podía.

_: Ya no te enojes conmigo- dijo en un susurro triste.

_: Papá?

_: Por favor- una lágrima corrió por su mejilla y fue ahí donde la niña en verdad se asustó- Deku.

Sayumi ahora sí estaba convencida de que algo malo le pasaba a su padre y ella no podía hacer nada, pensó en ir a llamar al hombre que siempre estaba en la entrada pero la última vez pudo notar que él y su padre no se llevaron nada bien.

Todo su instinto le decía que llame a su madre así que tomo el celular del rubio y por suerte no tenía contraseña y aún que Sayumi no sabía leer bien aún sabía cómo llamar y más a su mami.

Katsuki aún tenía una foto de Deku y su hija en el contacto del pecoso y fue eso lo que la rubia buscaba, estaba aterrada su papá no solo no se movía, ni le respondía sino que también había empezado a llorar.

En su departamento un pecoso de rizos verdes suspiraba triste por estar almorzando completamente solo, extrañaba a su hija y la verdad extrañaba a Katsuki también.

Cuando eran niños eran tan unidos y luego tuvieron que separarse y por cosas de la vida se encontraron de nuevo y empezaron a verse con otros ojos.

Para Izuku fue todo como un cuento y pensó haber encontrado al príncipe que lo protegería el resto de su vida pero en su lugar parece que solo se enamoro de una ilusión.

Los príncipes no son agresivos y alcohólicos y fue a través de ese pensamiento que el pecoso se dio cuenta de que todo lo que su amigo de la universidad le decía era verdad.

"Nadie que no tenga un problema bebé tanto"

Solo pudo soltar un largo suspiro y recostarse contra la silla del comedor, de pronto perdió el apetito, y como si se tratará de una invocación su celular sonó, era Bakugo.

The DalmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora