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El tercer día luego de lo del celo, Yoongi era una maraña de sentimientos encontrados, a pesar de que le gustaba pasar tiempo con el chico y le gustaban sus pequeñas muestras de cariño y consideraciones, se sentía mal por no aclarar lo de esa noche.

... y si Jimin lo había hecho por amistad y todo se fue lejos y ahora temía decirle, y si él fue el único que sintió placer, y si el chico se hacía ideas erróneas, pero... ¿Realmente eran tan erróneas?...
Se preguntaba.

Es decir, desde ese día Yoongi no podía evitar buscar la atención sutilmente del menor, se podría perder en sus ojos o admirando la bonita forma de su boca o en sus movimientos de baile y eso lo hacía sentir extraño y con temor a que el chico se diera cuenta y lo rechazara o se alejara de él.

Cómo si no fuera suficiente con todo eso, ahora estaba ahí esperando a que el menor terminará su rutina, esta vez Yoongi había terminado algo más temprano y estaba esperando a que Jimin terminará de ensayar, para sentarse a cenar algo y charlar.

Jimin terminó y se dirigió a Yoongi dando un traspié que lo hizo tropezarce de tal modo que su mano derecha rozó la entrepierna del pálido cayendo prácticamente de bruces sobre sus piernas y quedando su rostro a sólo centímetros de él, tan cerca que podían sentir el aliento del otro, entonces Jimin soltó una risita, un ataque de risa nerviosa lo invadió y se dejó caer rodando al lado del productor.

Yoongi no reaccionó por un minuto, se sintió culpable por sentir placentero el roce del chico sobre sus partes y no ayudaba el hecho de que aún tuviera casualmente una de sus manos en su pierna, muy cerca de donde rozó anteriormente.

Se levantó rápidamente y se excuso dejando la cena intacta en sus bolsas a lado de Jimin en el suelo, diciendo que había olvidado hacer algo que no podía esperar a mañana y se fue abrumado por todas esas sensaciones y sintiéndose un ridículo cobarde por no saber como retomar el tema de lo de esa noche y manejar sus sentimientos respecto al menor que sólo lo miraba confundido sin poder decir nada antes de verlo marchar.

Jimin sentía que Yoongi se alejaba y no sabía cómo evitarlo.

El pálido productor se sentó en la total oscuridad de su sala, necesitaba pensar y desenredar esa maraña, necesitaba estar seguro de lo que sentía o encerrar para siempre esos pensamientos que le asaltaban para seguir siendo amigo y apoyo del menor, de su trainnie favorito.

Magia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora