Magia de Amor

31

Llegando a casa Jimin comió algo ligero y argumento irse temprano a su recamara por tareas pendientes, en realidad sólo quería pensar un poco en lo que había pasado y al mismo tiempo dejarle el camino libre a su primo, estaba seguro que la cena importante sería con el productor al frente de la empresa y quien sabe quizá por fin alguno de los dos se animaría y diría lo que ya era obvio ante los ojos del pequeño Park.

Jin dio los últimos toques a la cena y a un par de postres que decoró con más empeño de los 5 que había preparado.

Luego fue hasta su habitación a cambiar un poco su atuendo, había aprendido que los consejos de Tae hasta el momento le daban buen resultado y no los pasaría por alto y menos hoy que estaba decidido, no podía dejar de pensar en esa sonrisa con unos lindos hoyuelos, en esa faceta de timidez que provocaba en el atractivo productor cada que le coqueteaba o en esa voz que cuando bajaba el tono le hacía erizar la piel, así que hoy buscaría más la cercanía del otro y quizá repetir ese beso en la mejilla o mejor aún quizá aventurarse a besarle los labios.

Se decidió por un atuendo sencillo, todo de blanco con una camisa de un rosa pálido muy claro que acentuaba el tono natural de sus labios y el marron con vetas amarillas de sus ojos.

Dando las 7:35 llegó Namjoon, el joven productor es exageradamente puntual, detalle que a Jin le parecía de lo más simpático y por ello siempre escogía horas así como una pequeña broma, no le decía "te veo como a las 8" sino que solía decirle "¿nos vemos faltando 5 la hora?" o "te veo faltando un cuarto a las 8" y se divertía viendo por el conmutador como llegaba Nam, por lo regular, unos minutos antes y esperaba a que fuera justo la hora acordada para timbrar, haciendo cosas que a Jin le enternecían y hacían reír, sin saber que era observado por el joven modelo.

Está vez se acomodó su cabello, reviso su aliento un par de veces y ensayaba algo que murmuraba una y otra vez.

Jin lo observaba entretenido hasta que vio algo que le molesto, algo llamó la atención del joven productor y detuvo su torpe ensayo, miraba hacia la derecha, una y otra vez, con insistencia.

Su vecina, una chica originaria de Taiwán, caminaba por ahí y ambos cruzaron una mirada insistente y algo lasciva, Jin estaba por salir molesto cuando vio un cambio en la actitud del productor, parecía haber olvidado su puntualidad y que aún faltaban 8 minutos y se aferró al timbre como si su vida dependiera de ello, Jin sorprendido se apuro y abrió la puerta.

El joven productor olvidó casi toda formalidad y en cuanto vio abrirse un poco la puerta, aventó está misma causando torpemente que Jin cayera sentado, y entró cerrando tras de sí la puerta con seguro, y al dar un paso hacia atrás cayó prácticamente encima de las piernas del joven modelo que veía alarmado el comportamiento inusual del productor.

En eso Namjoon se giró hacia el mayor, sonrojado por todo el caos y soltando titubeos que parecían ser una disculpa, las flores que traía habían caído al lado de Jin.

Entonces un fuerte golpe seguido de un par de arañazos en la puerta hicieron brincar a ambos y Jin lanzó un agudo grito de sorpresa.

Namjoon se abrazo a Jin como un niño pequeño y este pudo sentir un ligero temblor en el productor.

— J-Jinnie, ¿podemos ir a tu habitación? P-por favor, sólo un momento, allá te explico.

Preguntó atropelladamente el moreno alto que ahora parecía más un niño asustado en los brazos de Jin.

El modelo asintió silenciosamente y de inmediato fue levantado por el productor en brazos y llevado hasta su habitación, Jin sólo le señalaba el camino, y al llegar Namjoon repitió la acción anterior de cerrar y poner seguro.

Depositó torpemente a Jin en la cama y se sentó en el suelo a su lado mirando a la nada.

— Nam, Namjoon... Namjoonie — le llamó hasta sacarlo un poco de su estado — ven, siéntate mi lado — el menor obedeció en silencio y al encontrarse cerca de Jin no resistió más y se le abrazó de nuevo, esta vez busco más su cercanía al grado de estar casi encima del modelo olisqueando descaradamente y con algo de desespero su cuello hasta dar con el punto que buscaba e inhalar profundamente causando un estremecimiento en el mayor.

— mm, amo que huelas a miel y a rosas, me recuerdas a casa... — suspiró pesadamente dejándose caer en peso, relajado y totalmente capturando al modelo en un apretado abrazo, sin retirar su nariz del cuello del otro.

Jin acarició la cabeza del productor hasta descansar sus manos en la nuca del contrario — Namjoonie, ¿qué pasa? ¿Estás bien? — preguntó preocupado.

— S-Sí, y-yo... La chica que pasó es de mi misma especie de cambia forma, de hecho venimos de donde mismo, ella es la hermana menor de mi amigo de la infancia... Y al parecer, esta cerca su celo...

Jin sintió hervir su sangre, y abrazó fuertemente al productor, ahora entendía todo, y lejos de hacerle sentir alivio, acercó al joven productor hacia él y le besó en los labios, un beso hambriento y posesivo que el alto moreno no tardó en corresponder con la misma intensidad.

Namjoon besaba al modelo deleitándose por fin con esos labios que tanto le robaban la atención, y no desaprovecharía tal oportunidad así que los recorrió tortuosamente con su lengua, los mordisqueo suavemente y los apretó entre sus labios a su antojo, Jin que comenzó el beso con dominancia poco a poco cedía el control al otro mientras sentía derretirse entre los brazos del alto moreno.

Jin fue dejándose hacer por Nam quien comenzó a apretar su cintura y sus besos eran cada vez más intensos, sus manos apretaban su cintura y se sentían tan calidas y firmes que Jin soltaba suspiros tratando de mantener la cabeza fría, pues tenía miedo de dejarse llevar de lleno, tenía miedo de volver a sentirse desechable e insuficiente, de dar todo de sí y al día siguiente encontrarse solo, entonces escuchó un murmullo suave en su oído.

Está bien pequeño, está bien ser tú mismo y eres digno de ser amado, Él está bien.

Jin reconoció esa voz de inmediato, una lágrima rodó por su mejilla, pero su lado lógico aún no creía lo que pasaba obligando a Jin a preguntar casi de modo inconciente

— ¿Qué...? — cómo un tímido susurro en el oído del productor, el moreno alto no quería detenerse, no podía ya frenar lo mucho que deseaba estar con Jin y ahora gracias a toda la situación sentía la urgencia de no detener el momento, así que preguntó casi como un ruego por alivio

— Jinnie, ¿puedo?