i s o b e lIsobel no durmió. No lloró, no se movió, sólo se tumbó en la cama de su madre, frente a la ventana; observó cómo el sol recorría el cielo mientras el tiempo pasaba lentamente.
El sol se puso, y la noche cayó. Salió, y ella se quedó quieta.
El sol salió, como lo había hecho todas las mañanas durante toda su vida y como seguiría haciéndolo, todos los días. Le parecía extraño que la tierra siguiera girando. Le parecía extraño que las vidas siguieran con normalidad fuera de su casa, cuando la suya acababa de ser destrozada.
Cuando su padre murió, su corazón se rompió. Durante mucho tiempo sintió que nunca volvería a ser feliz, que nunca sonreiría ni reiría ni podría disfrutar de nada. Su concentración en el cuidado de su madre la había sacado adelante. Se levantó de la cama todos los días, hizo la comida y limpió, todo por su madre. Juntas habían aprendido a vivir con el dolor de echar de menos a su padre y, finalmente, empezaron a encontrar momentos de felicidad de nuevo.
Ahora, ya no tenía a nadie por quien levantarse de la cama.
Así que no lo hizo. Se quedó quieta. Y cuando la luz se hizo demasiado intensa, se tapó la cabeza con la manta para bloquearla.
Como Draco había estado con ella en los momentos inmediatos antes y después de enterarse de la muerte de su padre en sexto año, no podía recordar esos momentos. No podía recordar lo que había sentido o pensado, sólo podía recordar la llegada a casa a los brazos de su madre sollozando. No sabía si era mejor o peor que apenas pudiera recordar el momento que, en cierto modo, estaba reviviendo.
Ahora había perdido a los tres. Y esta vez, realmente no sabía si podría volver a ser feliz.
Su concepto del tiempo se desmoronó. Los minutos parecían horas, y las horas se fundían unas con otras. No tenía ganas de levantarse, ni de salir de casa, ni siquiera de la habitación. Lo único que deseaba era que su madre entrara, que la tomara en sus brazos y le dijera que todo estaría bien.
Isobel observó cómo el sol se hundía de nuevo. En algún momento entre el crepúsculo y el amanecer, se sumió en un sueño intranquilo.
***
La despertó el sonido de la puerta principal al abrirse.
Isobel escuchó a la persona que se movía por la casa, sus pasos eran lentos e inseguros. Cuando los pasos llegaron a la habitación de su madre, sonó un golpe y ella se sentó en la cama.
—¿Sí?
La puerta se abrió y Blaise entró en la habitación. Isobel se frotó los ojos.—Hola.
—Hola.—Blaise pasó de la puerta al escritorio de la esquina. Se sentó allí, con sus cálidos ojos marrones escudriñando a Isobel con atención.—Siento mucho tu pérdida.—dijo.—Y espero que esté bien que esté aquí.
—¿Te envió Draco?
Blaise asintió.—Me escribió el día de Navidad, explicando todo. Me indicó que esperara unos días antes de visitarte, para darte un tiempo a solas.
Isobel enroscó los dedos en la funda del edredón.—¿Lucius le borró sus recuerdos?
—Sí.
Ella soltó un suspiro, trató de tragarse el nudo que le subía a la garganta.—Está bien.
Blaise dudó.—¿Es eso lo que realmente querías? ¿Que te olvidara?
Ella asintió. Se negó a mirarle a los ojos, concentrándose en cambio en el edredón que tenía en los puños.—Es mejor así.—dijo.—Para los dos.
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dear draco, 2 || TRADUCCIÓN ||
Fanfictiondear, draco parte II traducida al español; •mi queridísimo amor• original by: malfoyuh traducción autorizada. cover by: @M-MaxMalfoy <3