13. Party... hard.

1.5K 58 57
                                    

Al entrar por la puerta de mi hogar, intenté hacer el menor ruido posible. Con un poco de suerte, mis padres estarían en alguna habitación y podría escabullirme para evitar encontrarme mi padre.
Ya había aclarado un poco mi mente. Había caminado lento para poder asimilar todo lo que había pasado. Poco a poco me fui dando cuenta de que la situación no era tan difícil como parecía.
Comenzando por el problema de Brandon, simplemente era eso: problema de Brandon. Sí, yo era su amigo, pero eso no me obligaba a solucionar sus problemas. Lo más que podía hacer, especialmente después de haber discutido con él, era apoyarlo si me lo pedía. Y con el tema de Brandon celoso de Alice por "haberme distanciado" al ir con ella, era MI decisión si quería estar con ella o no. Lo que me llevaba al siguiente problema.
Quería estar con ella. No sabía si era su belleza o su inocencia, pero sabía que deseaba estar con ella. Pasábamos buenos momentos juntos, reíamos, bromeábamos, y sobre todo disfrutábamos de la compañía del otro. ¿Qué había de malo en estar con ella?
Por otro lado, también me gustaba estar con Max. Juntos, también nos divertíamos. Incluso con el poco tiempo que nos conocíamos, se había vuelto una gran persona para mí, y no quería que eso acabara. Se podía decir que, de una manera u otra, disfrutaba su compañía tanto como la de Alice.
Creía haberme librado de mi padre hasta que escuché su voz llamándome justo cuando llegaba a la puerta de mi habitación.
"¿Cody?"
Giré en su dirección bastante nervioso. De nuevo, la expresión de mi padre era un misterio. "¿Sí?"
"¿Hay algo que quieras decir?" preguntó. "¿Algo de lo que quieras hablar?"
"Para ser honesto, no," respondí sinceramente.
Mi padre asintió y apretó los labios. "Está bien. Sólo recuerda que si necesitas ayuda, estamos aquí para ti. Para cualquier cosa," aseguró.
"Está bien," me limité a responder.
Estaba a punto de darme vuelta para entrar a mi habitación cuando por fin logré encontrar un sentimiento presente en el rostro de mi padre: preocupación. Estaba preocupado por mí, su hijo, y mi bien. Después de todo, un padre usualmente quiere lo mejor de lo mejor para sus hijos. Mi padre no era la excepción, él quería saber qué pasaba en mi vida porque le importaba el que yo estuviera bien, yendo por el buen camino de la vida. ¿Por qué debería negarle algo así a un padre? Poniéndome en su lugar, yo también estaría un tanto preocupado si llegara un día a casa y viera a mi hijo haciendo algo totalmente inesperado.
Decidí arriesgarme.
"De hecho," comencé a hablar, mi padre ya había comenzado a retirarse cuando me escuchó, "sí hay algo."
Se volvió a quedar en donde mismo, esperando mis palabras con ansias.
"¿Podemos hablar en mi habitación?"
"Por supuesto."
Ambos entramos a mi cuarto. Se podía decir que estaba bastante ordenado. La cama estaba hecha, los muebles limpios (aunque no lo hubiera hecho yo), la única pieza de ropa a la vista era la remera que había desechado minutos antes, y más importante que todo, mis libros estaban en orden en su estantería. No era que fuera un fanático por la limpieza, pero tampoco creía que una habitación fuera hecha para ser desordenada. ¡Debemos demostrar un poco de clase, gente!
Yo me sente en la orilla de mi cama. Mi padre se sentó en la silla movediza que tenía frente a mi escritorio, dirigiéndose hacia mí.
Me armé de valor, recordando lo que acababa de meditar en mi cabeza, decidido a hablar con una de las personas más importantes para mí sobre algo que podría estar cambiando mi vida para siempre.
"Pues..." dije. La verdad era que no sabía cómo comenzar, y los nervios no ayudaban. Era algo complicado para mí intentar encontrar palabras que pudieran explicarle a mi padre lo que había visto. "No sé exactamente cómo explicar lo que viste hace rato."
"Cody, puedes empezar por el principio," me sugirió. Muy fácil decirlo. "Tal vez por explicar cómo es que te pasó eso," apuntó a mi boca, recordándome sobre la herida que tenía en mi labio. La había olvidado por completo dado a todas las cosas que tenía en mente. Y el hielo también había ayudado.
"Tuve una pelea con Brandon," expliqué. "Nada grave, sólo me golpeó una vez y yo ni siquiera lo toqué."
Mi padre mostró sorpresa ante la mención del nombre de tan gran amigo mío.
"¿Sobre qué pelearon? Si se puede saber."
Suspiré, sabiendo que ahí comenzaría la verdadera explicación. "Brandon estaba diciendo cosas muy... feas, digamos, sobre mi novia."
La expresión de mi padre me confirmó que había estado en lo correcto. Entendía por qué estaba tan sorprendido. Después de lo que había presenciado hoy, mi padre nunca esperaría descubrir que en realidad tengo una novia.
Ya les había mencionado a Alice antes, pero nunca les había admitido que estaba saliendo con ella. Para ellos, Alice era una simple compañera más.
"Alice, ¿La recuerdas?" pregunté. Él asintió como respuesta. "Pues estamos juntos desde hace poco, y Brandon piensa que me he distanciado de mis amigos por estar con ella. ¡Cosa que no es cierto!" me apresuré en aclarar. "Ni siquiera paso tanto tiempo con ella, comparado con otras parejas."
"Bueno, ¿Y le explicaste eso a Brandon?" me preguntó mi padre.
"Sí, pero él está convencido de que ella es la culpable de que ya no pasemos tanto tiempo juntos."
"¿Y quién es el verdadero culpable?"
"Nadie, aparte de nosotros mismos por no hacer tantos planes juntos," contesté. Y era cierto, si hicieramos más planes, no habría ningún problema.
"Bueno, ¿Y qué pasó después?" preguntó él. "¿Se disculpó? ¿Se arreglaron las cosas? Dices que sólo hubo un golpe."
"No," respondí. "Me fui de ahí porque no quería problemas con Brandon," mentí. No era como que le fuera a decir la verdadera razón. Podría estar preocupado lor lo que me pasaba en la vida, pero era un adulto, y había límites sobre qué contar y qué no.
"El golpe me hizo caer en agua y me rompió el labio."
"¿Y qué pasó después de que te fuiste?"
"Max me encontró." La simple mención del chico hizo que los nervios volvieran a mí. Sabía que comenzaba la parte más difícil de la charla.
"Me acompañó por su cuenta y aquí me ayudó con la herida." Suspiré de nuevo antes de seguir. "Me quité la remera porque estaba mojada, y... creo que las cosas se salieron un poco de control después de eso."
"¿Sólo un poco?" dijo mi padre sonriendo. "Aunque no creo que el simple hecho de estar sin camisa te haya llevado a hacer algo así, ¿O sí? Corrígeme si me equivoco, pero creo que algo ha de haber pasado antes para llegar a eso hoy."
Estaba seguro de que los colores se me habían subido por completo. Era una charla bastante incómoda, considerando que estaba hablando con mi padre acerca de haber besado a un chico.
"Sí," admití finalmente. "Hace unos días, cuando Max vino a quedarse... me besó. Pensé que estaba confundido al principio, pero luego me dijo que es gay, y yo le dije que era hetero, pero..."
"¿Pero?" repitió mi padre.
"Pero..." intenté continuar, pero la situación no me lo permitía. Tuve que tomar un largo momento viendo el suelo de mi habitación para poder decir lo siguiente. "Ya ni siquiera estoy seguro."
"Dime algo," dijo mi padre rápidamente. "En una escala del 1 al 100, 1 siendo 'nada' y 100 siendo un 'quiero casarme de una vez,' tu quieres a Alice un..."
"Cincuenta," respondí después de pensarlo bastante.
"Y, en la misma escala, quieres a Max un..."
Eaa vez tardé más en responder. Era difícil poder saber qué tanto quería a una persona. Especialmente alguien que consideraba un buen amigo al cual había conocido no más de un mes atrás. Deseaba poder decir que era un 0. Deseaba poder negar el hecho de que me caía demasiado bien como para ser lo común. Deseaba poder entender qué era lo que mi corazón quería de verdad. ¿Por qué no se ponía de acuerdo con mi cerebro de una vez por todas? ¿Por qué tenía que hacer todo complicado para mí? ¿No podía simplemente ver a Max como un simple amigo más? ¿Un buen amigo y ya?
Pero mi cerebro no fue el que respondió a esa pregunta. Mi corazón tomó posesión de mi habilidad del habla y contestó:
"Sesenta."
Mi padre asintió, juntando sus manos mientras dejaba su mirada en el suelo entre ambos de nosotros. ¿Qué estaría pensando? ¿Estaría decepcionado de mí, su único hijo? ¿Estaría volviendo a pensar sobre a quién dejarle la herencia? ¿Y si estaba intentando mantenerse controlado para no gritarme cosas como "maldito homosexual" o "estúpido gay"?
Había visto un video de una persona saliendo del armario frente a sus padres, lo que me dejaba saber que las cosas podrían ponerse de cabeza en un abrir y cerrar de ojos. Esa historia me confirmaba que algunos padres estaban tan decididos a menospreciar a sus hijos por eso mismo, y deseaba con todas mis fuerzas que no me fuera a ocurrir a mí.
Los segundos parecieron horas. Horas frente a mi padre, quien ni siquiera había quitado la vista del suelo. Parecía peteificado, hecho piedra justo después de terminar de escuchar mi historia. Yo estaría destinado a ver su rostro lleno de desapruebo por el resto de mis días. Todo por una breve explicación sobre lo que estaba ocurriendo en mi vida.
Después de lo que me pareció ser la quinta hora de observarlo inmóvil (aunque probablemente sólo habían pasado un par de segundos), no pude contener más mi estrés y comencé a soltar las lágrimas que había estado reteniendo desde el comienzo de esa charla.
Mi padre ya no querría verme a los ojos. Mi propio padre estaría avergonzado de haberme amado alguna vez. Estaría avergonzado de ser el padre de un marica.
Ahaché la cabeza, cerré los ojos y comencé a frotarlos con las palmas de mis manos.
Me sentía tan confundido. Tan perdido en ese mundo. Quería saber de una vez por todas qué era lo que quería en verdad. Poder de una vez por todas afirmar qué era lo que me hacía feliz. Anhelaba poder llegar con alguien y decirle "¡Hey! ¡Soy Cody, y me gustan l@s chic@s!" sin que me importara lo que los demás dijeran. Pero no era así. Desde la llegada de Max había comenzado a sentir algo diferente. Algo que sólo había experimentado hasta cierto punto con pocas mujeres. La diferencia más notoria era que con Max era mucho mayor.
Poco después de haber agachado la cabeza, sentí unos brazos alrededor de mí, cubriéndome, protegiéndome de mí mismo y mi estúpida mente.
Mi padre me susurró al oído:
"Tómalo con calma. Puede que sólo sea una fase, pero si no lo es, está completamente bien. De igual manera no pude haber pedido un mejor hijo." Se separó de mí y desordenó mi cabello, provocándome una breve sonrisa, haciéndome sentir mil veces mejor, dándome esperanza de que tal vez no era el fin de mi mundo.
"¿No me odiarías si resultara siendo gay?" pregunté mientras limpiaba el último rastro de lágrima de mi mejilla.
"No podría amarte más de cualquier forma, Cody. Soy tu padre, tienes que entender eso, ¿Okay?"
Sentí una ráfaga de alegría con la mención de esas simples palabras. "Okay."
"Como sea, deberías intentar resolver eso rápido para no lastimar a nadie."
Asentí. "Entiendo, lo intentaré."
"Estoy aquí para lo que necesites. Siempre, las veinticuatro horas del día, siete días a la semana." Me sonrió y yo le devolví una cálida sonrisa. "Excepto cuando esté viendo el fútbol. Ahí puedes hablar con tu madre," bromeó. Eso me hizo reír aún más, disminuyendo significativamente mi nerviosismo.
"Hablando de eso," comenté,  "¿Podrías no mencionarle nada de esto a mamá? Quiero decírselo yo cuando sea el momento."
"Por supuesto, hijo." Mi padre se levantó y se dirigió a la salida. Antes de dejar la habitación, hizo un último comentario:
"No importa qué prefieras. Lo que importa es que si alguna vez piensas tener relaciones deberías usar condón sin ninguna excusa."
Seguro volví a ponerme rojo. "No te preocupes, no pienso hacer eso en un futuro cercano," aseguré con una sonrisa tímida. Resultaba incómodo hablar de relaciones sexuales incluso después de tan motivadora charla con él.
Mi padre levantó las manos, como diciendo 'soy inocente'. "Sólo digo. Uno nunca sabe. Bye, Cody."
"Bye, Pa."
Y me dejó ahí, sólo en mi habitación, con un totalmente nuevo punto de vista sobre mi presente. ¿Podría enserio gustarme Max sin la necesidad de arruinar mi vida? ¿Sería esa una posibilidad?
Aunque tan solo eran las ocho de la tarde, decidí permitirle a mis sueños llevarse mis preocupaciones como un gran río lleva peces con su corriente. Me adentré en un ilimitado mundo de posibilidades tan pronto como cerré los ojos.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora