46. Ayuda inesperada.

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Cody recordaba que en algún punto de su infancia alguien le preguntó una vez, "¿quieres tener una familia cuando seas grande?"

Pudo haber sido una maestra o algún miembro de la iglesia, no podía estar seguro. Sin embargo, Cody recordaba su respuesta como si la pregunta se la hubiesen hecho un par de semanas atrás.

"Sí," respondió el pequeño Cody.

"¿Y estarías dispuesto a hacer lo que fuera por tu familia?" fue la siguiente pregunta.

"Por supuesto," había respondido él con orgullo. Le parecía tonto que le preguntasen algo así. ¡Claro que haría lo que fuera por su familia!

Pero aquéllos eran tiempos en los que Cody creía que todo se resolvía bebiendo leche de chocolate y viendo Bob Esponja. Ahora que entendía más sobre las injusticias del mundo, Cody se planteaba la misma pregunta, y frente al espejo surgían las ganas de hacerse daño por no saber la respuesta.

Claro, le era fácil decir que haría lo que fuera por su familia y sus amigos. Pero cualquiera podía decirlo. Tomaba a alguien verdaderamente valiente o estúpido para llevarlo a cabo, dependiendo de la perspectiva.

Las palabras de Poryes resonaban en su cabeza mientras terminaba de secarse y ponerse la ropa en el baño. Él le había dicho que si en verdad necesitaba con tanta urgencia ver a Max, la manera más sencilla de hacerlo era metiéndose a TARTH él mismo. Por supuesto, al principio le pareció una completa locura, una idea descabellada. Pero entre más empeño le ponía a la idea, más batallaba para saber qué pensaba sobre ella en realidad.

Por un lado, Cody odiaba no tener el valor de ir a TARTH para ver a Max. Por el otro lado, no quería pasar el próximo año encerrado en ese lugar.

Cody entró a su habitación acudiendo su cabello, el cuál seguía un poco húmedo, cuando sonó su teléfono. Fue hasta su mesita y lo contestó sin ver la pantalla.

"¿Bueno?" dijo.

"Cody, ¿estás libre?" preguntó una voz familiar. Supo que era Alice después de medio segundo.

"¿Alice? Sí, supongo, ¿por?" Le parecía bastante raro que Alice lo llamara. Después de su última plática, tal vez habían quedado como amigos y él no se había percatado de ello.

"Necesito que vengas a mi casa, es algo importante sobre TARTH."

No necesitó escuchar más. Cody le pidió su dirección y le dijo que iría de inmediato. Colgó y aunque Alice había hablado con un tono alegre, comenzó a prepararse para lo que fuera que su ex novia tenía qué decir.

Al llegar a la casa de Alice, no sabía si debía tocar el timbre o la puerta a la antigua. Sacó el teléfono pensando que sería mejor llamarla y decirle que había llegado, pero no fue necesario ya que ella abrió la puerta y le sonrió.

Llevaba puesto un vestido floreado y un saco de mezclilla. Aunque no parecía llevar maquillaje puesto, su piel se veía notoriamente limpia y reluciente. Sus labios tenían el resplandor de un brillo labial y hacían que su sonrisa pareciera veinte veces más dulce.

"Pasa," le dijo como si fuera su rutina diaria recibirlo.

Cody la obedeció y entró a la casa de Alice que, sorprendentemente, era bastante parecida a la de Scott en cuanto a decoraciones.

"Siéntate, por favor" le indicó señalando un sofá. "¿No tuviste problemas encontrando la casa?"

"No," se limitó a responder, confundido por la amabilidad que mostraba. Tal vez era que seguía sin acostumbrarse a la idea de que Alice había pasado de rival a amiga en una conversación. O, bueno, tal vez amiga era un poco más allá. Por ahora se podía decir que eran simples compañeros de clase que no peleaban.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora