33. Un susto mortal.

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La visión fue algo más como un flashback. Excepto que en vez de ver el pasado, veía el futuro.

Pasillos blancos, muchas personas murmurando al mismo tiempo, luego más de esos sonidos fuertes: BANG, BANG.

No entendía qué estaba pasando, pero sabía que no era nada bonito. Y aunque nunca había escuchado uno de verdad, supo que se trataba de un disparo de pistola.

Cuando Cody volvió prontamente a la realidad, Tina estaba tirando de él apresuradamente en un intento de refugiarse en una de las aulas de arte.
Ambos entraron a la habitación seguidos de un par de chicos.
"¿Tina?" preguntó Cody, aún confundido.
"¡VAMOS, ENTREN TODOS!" gritó algún adulto detrás de ellos.
"¡APRESURENSE!" escucharon a otro exclamar.
Tina ignoró a Cody y lo dirigió hacia la parte trasera del aula, donde había bastantes cajas de cartón tapando la vista hacia la entrada.
Tan pronto como Tina y Cody se hincaron detrás de las cajas, una voz sonó en altavoz, aclarando todas las dudas de Cody.
"Lock-down, lock-down." Era la voz del director diciendo las palabras mágicas que sólo podían significar una cosa:
Había alguien con un arma en la escuela. Y a juzgar por los sonidos anteriores, estaba abriendo fuego.

La adrenalina comenzó a acumularse en el cuerpo de Cody inmediatamente después del anuncio.
Cody sabía cómo funcionaba ese escenario. Había estado en él una vez antes, aunque sólo había sido un simulacro:
Se suponía que los maestros debían meter a tantas personas como pudieran a las habitaciones, cerrar las puertas, apagar las luces y cubrir las ventanas para que nadie pudiera ver hacia adentro. Todos debían esconderse en algún lugar donde, en caso de que alguien entrara con una pistola y comenzara a disparar, no te pueda disparar directamente. Debían guardar completo silencio y estar en calma mientras todo se arreglaba.
El problema con esta situación era que el problema no se arreglaría sólo. Esta vez el simulacro se había convertido en un caso real. Había alguien rondando por la escuela con un arma. No sabían quién, dónde ni por qué, pero el peligro se acercaba y lo más probable es que no tuviera misericordia de nadie.
"¡Niños, bien escondidos!" gritó el maestro de arte, Mr. Smith.
"Tina, ¿Dónde está Max?" preguntó Cody en voz baja.
"Shhh..." alguien dentro de la habitación lo calló.
"No sé," respondió Tina. "Tampoco veo a Brandon."
"Yo estoy acá," respondió una voz desde atrás del pizarrón electrónico que había en un rincón de la habitación.
"¡Shhh!" escucharon de nuevo.
El maestro finalmente apagó la luz, haciéndolo difícil de ver más allá de un par de pasos de distancia.
El sonido de alguien arrastrándose por el piso le indicó a Cody que Brandon se había acercado a ellos.
En una voz casi inaudible, Tina le susurró a Brandon al oído. Cody tuvo que esforzarse para escuchar.
"¿Dónde están los demás?"
"Creo que George entró aquí," respondió él de la misma manera.
"Max," le susurró Cody con la voz más baja posible.
En la casi completa oscuridad, pudo ver la silueta de Brandon encogiendo los hombros.
"No tengo idea. Fue al baño poco antes de los balazos."
"Niños," otra voz llamó su atención, "tienen que mantenerse callados."
Cody sabía eso. Él había sido bastante curioso el año pasado cuando les habían mostrado cómo comportarse en una situación así, así que sabía qué hacer y qué evitar. Pero eso no significa que fuera a seguir esas reglas estando tan preocupado como en ese momento.
Olviden el miedo que todos estarían sintiendo en ese momento. No era nada comparado con la preocupación que sentía Cody por Max. ¿Dónde estaba? ¿Estaría sólo? ¿Habría alcanzado a entrar a alguna habitación? Esas eran solo unas de las millones de preguntas que brotaron en su mente al instante que escuchó la respuesta de Brandon.
El corazón de Cody nunca había latido tan fuerte en su vida. Las historias de miles de personas que habían experimentado esos mismos horrores comenzaban a pasar por su mente uno por uno. Los testimonios en su mayoría eran tan tristes y las imágenes que describían eran tan vividas que, al escuchar las historias, sientes que puedes ponerte en su lugar y experimentar todo de primera mano. Y ahí estaba Cody, a punto de experimentarlo de primera mano, literalmente.
Tranquilo, se dijo a sí mismo. Todo va a estar bien.
Pero como todos los que se estuvieran repitiendo esa misma frase en sus cabezas en ese momento, muy dentro sabía que siempre existía la posibilidad de no ver a su familia esa noche, de no poder despedirse de sus amigos una vez más, de no volver a recibir el amor y cariño de sus padres, porque todo podía acabar en cuestión de segundos.
Buscó con su mano el brazo de Tina. Cuando lo encontró, llevó su mano hasta la de ella y la apretó.
No podía ver su rostro, pero podía asegurar que la expresión de Tina en ese momento no era buena.
Pensó en su sonrisa. Tina siempre había tenido una de las sonrisas más auténticas que Cody había visto en su corta vida. Ella no tenía una pizca de hipocresía en su cuerpo, era auténtica.
Luego pensó en la de Max. Después de la de Tina, la de Max era la siguiente en la lista de autenticidad. Con cada dolor que sufría, la sonrisa de Max se volvía más y más valiosa. Era una de las cosas que más le gustaban de Max, su habilidad para sacar lo mejor de sí mismo aún después de todo por lo que había pasado.
Recordó la vez que Max intentó suicidarse. Tan débil, tan frágil, tan roto había estado...
De no ser por los poderes de Cody, nunca habría llegado a tiempo para evitar que saltara. De no ser por sus poderes, Max no estaría con él. De no ser por sus poderes...
¡SUS PODERES!
Si no estuviera intentando ser silencioso, habría golpeado su cabeza contra la mesa más cercana por lo lento que había sido.
Apretó la mano de Tina para llamar su atención. Esperó que ella pudiera ver su silueta cuando llevó su dedo índice a su frente y luego lo trasladó a la de ella.
La silueta de Tina asintió con la cabeza después de unos cuantos segundos y Cody se preparó para intentar algo que nunca había hecho antes a propósito.
Cerró los ojos y pensó en la misma playa en la que habían estado la última vez que habían usado ese extraño método de... ¿telepatía? Bah, no era el momento de pensar en esas cosas.
Concéntrate, pensó mientras cerraba los ojos con fuerza e imaginaba la brisa salada chocando contra su rostro.
Al abrir los ojos fue como si nunca hubiera siquiera estado encerrado en la clase de arte.
El mar azul se extendía por el horizonte, arriba del cual un cielo, también azul, mostraba unas cuantas nubes y pájaros por aquí y por allá.
Volteó hacia un lado y se encontró con Tina cubriendo su rostro con ambas manos.
"Lo hicimos," le dijo Cody por falta de una mejor oración para comenzar a hablar.
"Lo hiciste," lo corrigió ella sin quitarse las manos de la cara. "Tú eres el de los poderes."
"Tenemos que hacer algo," cambió de tema Cody, sabiendo que el tiempo podría estar pasando muy lento o muy rápido en la vida real.
Tina suspiró y arrastró sus manos hacia abajo, luego se quedó mirando hacia el horizonte.
"No hay nada que podamos hacer, Cody."
"Podríamos-"
"Esto no es un juego," lo calló Tina. "Esto es real."
"Yo lo sé, pero-"
"No es alguien cayendo de las escaleras o brincando de un edificio, Cody." Tina volteó a verlo a los ojos por primera vez desde que habían llegado ahí. "Hay alguien disparando en la escuela," dijo como si se estuviese dando cuenta de ello en ese momento.
"Entonces tenemos que encontrar a nuestros amigos, al menos," sugirió Cody después de una pausa. "Están en algún lugar de este edificio. No pudieron haber ido tan lejos."
Tina negó con la cabeza. "Lo más probable es que hayan entrado corriendo a otra clase de arte."
"Emma y Melanie. Pero, ¿Qué hay de Max?" Inmediatamente comenzó a formarse un nudo en su garganta al mencionar su nombre. El simple pensamiento de que Max estuviera sólo en el baño, asustado, aterrorizado, hacía que Cody comenzara a temblar de miedo y nervios.
Tina notó esto y tomó la mano de Cody.
"Cody, lo único que podemos hacer es mantenernos en silencio y estar tranquilos, por el bien de los demás."
"Pero Max-"
"No podemos arriesgar a abrir la puerta," lo interrumpió Tina. "Estarías poniendo en peligro la vida de varias personas por la de una, y ni siquiera eso es seguro."
Fue el turno de Cody de cubrirse el rostro. Estaba desesperado. Asustado. Nervioso.
"Lo siento, Cody. Yo también tengo miedo, pero no hay nada que podamos hacer más que esperar a que todo salga bien."
Sin quitar las manos de su rostro, Cody deseó que se terminara la... lo que fuera que fuera esa conexión.
Al abrir los ojos, la potente y cegadora luz del sol se había transformado en una fría y vacía oscuridad. Inmediatamente soltó la mano de Tina y empezó a concentrarse en otro lugar que él y Max conocían bastante bien: la habitación de Max.
Cerrando los ojos, Cody se imaginó la habitación de Max en su mente. Debía llegar a ella al mismo tiempo que hablaba con Max.
A pesar de su máximo esfuerzo, fue inútil intentarlo. Cada vez que abría los ojos continuaba encontrándose con la oscuridad a la que tanto odiaba. Como no tenía nada mejor qué hacer, continuó un par de veces más sólo para fracasar de nuevo. Tuvo que aceptarlo: no se iba a comunicar con Max.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora