43. Enemigo amistoso.

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Cody despertó con sus puños cerrados y listos para golpear. Al darse cuenta que se había tratado de un sueño, se relajó un poco. No obstante, se volvió a preocupar al recordar que sus sueños a veces eran visiones.

Si lo que había visto en el sueño era real, los padres de Chris debían estar llevándolo en ese mismo momento a... ni siquiera podía permitirse pensarlo. ¿Cómo era posible? ¿Por qué en su otra visión había visto a los padres de Chris tan comprensivos con él?

Tal vez el sueño no era una visión. Podía tratarse de una verdadera pesadilla. Algo que su subconsciente temía que sucediera y lo proyectaba en sus sueños.

Aunque, ahora que lo pensaba, no era lo único que había visto. También había visto figuras oscuras hablando, gritando, peleando... ¿Serían sueños esos también? Cody intentaba recordarlas, pero incluso a tan poco tiempo de haber despertado, los sueños ya comenzaban a desaparecer. El único que Cody tenía fresco en la mente era el de los padres de Chris hablando.

Cody hizo lo único que podía calmarlo en ese momento: llamó a Tina.

El teléfono sonó un par de veces antes de que lo contestaran.

"¿Bueno?" contestó Tina con un tono de enfado.

"Tina, tengo que hablar contigo," le dijo Cody.

"No estoy de humor para hablar contigo, Cody," le respondió Tina.

"Es importante, Tina. Es sobre TARTH. ¿Puedo ir a tu casa?"

Del lado de Tina se escuchó una voz llamándola. Luego Tina gritó "¡Ya voy!" y volvió al teléfono.

"Cody, estoy..." dijo, pero pareció cambiar de parecer de un momento a otro. "Sí, ven lo más pronto posible, por favor."

A Cody le pareció extraño, pero no hizo preguntas. "Voy hacia allá," le respondió y colgó el teléfono.

Ni siquiera se había percatado de la hora hasta que terminó la llamada. Faltaban 15 minutos para las ocho de la tarde. No tenía idea de cuánto tiempo había estado dormido, y eso lo hizo darse cuenta de que ni siquiera sabía si las visiones que había tenido estaban ocurriendo en el momento que las tuvo o si eran del pasado o el futuro.

Tal vez aún no ocurrían. Tal vez aún podía impedir que los padres de Chris lo llevaran con Domínguez. Sin embargo, Cody no tenía ninguna manera de localizar a Chris. El niño no tenía teléfono, y nunca le había dado su dirección. ¿Cómo rayos se suponía que debía contactarlo?

Cody negó con la cabeza, sabiendo que su única respuesta ya lo estaba esperando. Si alguien podía ayudarlo, esa era Tina.


Llegó a la casa de Tina con algo de prisa. Había tenido que caminar rápidamente, y había sudado un poco a causa de ello, pero no se podía permitir ni un segundo más de lo necesario sin hablar con Tina del asunto.

Al llegar, Cody se dio cuenta de que no había ningún auto. Por un momento pensó que tal vez Tina lo había engañado, diciéndole que fuera mientras no estaba ahí. Sin embargo, las luces de la casa estaban encendidas. Y aunque podría tratarse de la abuela, debía ir a revisar.

Tocó la puerta tres veces y esperó unos momentos. Estuvo a punto de volver a tocar cuando escuchó una voz del otro lado.

"Ya voy," le dijo la voz de Tina. Dos segundos después, ella le abrió la puerta y lo miró tranquila, como si estuviera esperando a que él hablara primero.

Pero la verdad era que Cody no podía hablar. No con la vista que tenía en frente.

Tina llevaba puesto un vestido negro que le llegaba hasta la rodilla. Se había puesto una ligera capa de maquillaje que hacía de su rostro una pieza de arte digna de admirar. Definitivamente, Cody nunca había visto a Tina tan elegante en los años que la conocía.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora