26. La verdad.

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Nuestra pequeña visita al centro comercial resultó en una relajante y agradable experiencia para todos. No solo tuvimos la oportunidad de olvidarnos de lo demás por un buen tiempo. También nos permitimos cambiar un poco nuestra apariencia.

En lo que a mí se refería, yo no había cambiado mucho que digamos. La ropa nueva que tenía era genial (unas pocas remeras y un par de pantalones), incluso la colonia que Emma me había recomendado/obligado a comprar no estaba tan mal. Me agradaba la idea de comenzar a usar algo nuevo, ya que no había ido de compras en bastante tiempo.

Max seguía siendo igual de bien parecido, pero los accesorios que había comprado le daban un aire de popular en proceso. Un sombrero gris, calcetas de diferentes colores cada par, incluso algunas bufandas y corbatas para combinar con sus trajes habían sido lo que había optado por comprar en la tienda de ropa. Me habría gustado que Max tuviera ropa nueva, igual que yo, pero él insistió en que ya tenía la suficiente. Al final había terminado comprando las cosas más para complacer el deseo de un "mejoramiento visual," como Emma lo había llamado, que para sí mismo.

Tina ahora se veía como una estrella punk-rock lista para patear traseros con sus botas rockeras, su chaleco de mezclilla sobre la blusa blanca de Motley Crew y su distinguible nuevo corte de cabello. Si las personas solían creer que Tina estaba muy metida en eso del rock, ahora no tendrían duda alguna.

En cuanto a Brandon, fue difícil no notar cómo lo miraban la mitad de las chicas que había en la cafetería. Su corte de cabello lo había hecho pasar de lindo a guapo en cuestión de minutos. No me sorprendería que comenzaran a caerle citas del cielo.
Emma seguía siendo la misma hipster de siempre... sólo que ahora era una hipster más costosa. El mayor cambio era la bolsa de marca que había comprado. Envidia de todas las chicas de la escuela, seguramente.
Melanie ahora estaba más a la moda. Casi se podía decir que estaba alcanzando a Melanie... casi.
El único que no había cambiado era George, dado a que no había tenido la oportunidad de comprar algo en la tienda. Sin embargo, él seguía optando por la siempre buena remera del uniforme de la escuela. Eso lo hacía casi tan irresistible como el cabello de Brandon a Brandon.

No obstante, no todo ese día fueron buenas nuevas. Aún quedaba la pesadez de lo ocurrido el viernes. Junto con la retirada oficial de Mrs. Díaz de la escuela.
Habíamos fallado. Se había ido, y su ausencia estaba destinada a recordarnos nuestro fracaso el resto del año. Carecíamos del poder para cambiar algo desde el inicio, pero al menos podíamos presumir que habíamos intentado todo lo posible por hacer justicia. Para Tina, el que Mrs. Díaz le agradeciera todo después del misterioso e inconveniente discurso del hermano del director fue casi tan bueno como haber ganado.
"Uniste a toda la escuela para ayudar a alguien sin algo a cambio, Tina," había dicho ella, según me contaron. "Eso me alegra el corazón."
Y aunque Tina estaba obviamente molesta aún, se veía bastante tranquila. Sólo debía mantenerse así en caso de llegar a ver a alguno de sus 'enemigos'.

Todos estaban un tanto... confundidos con el discurso que había dado Mario Domínguez el viernes. No muchos esperaban que algo así sucediera, y ahora había especulaciones sobre lo que vendría a ser de la escuela. Un poco exageradas, pero válidas.
Primero que nada, muchos rumores comenzaron a salir a flote sobre cómo podrían despedir a los pocos maestros que habían apoyado la huelga. Otros decían que comenzarían a prohibir otras cosas como los teléfonos o la comida fuera de clase. Hubo algunos que pensaban que comenzarían a obligar a todos a usar uniforme para ir a la escuela. Incluso escuché por los pasillos un rumor sobre que si te atrapaban besando a tu novio/a te podían expulsar para siempre y mandarte a una clase de escuela militar.
Sabía que el noventa y nueve por ciento de las cosas eran rumores estúpidos, pero tenían razón en algo: nos estaban quitando nuestros derechos de libertad de expresión.
¿Qué tal si algún día al director le apetecía castigar con detención a cualquiera que llevara una remera azul? ¿Tendría el derecho para hacerlo? ¿Alguien lo detendría de no ser así? O incluso, ¿llamaría a su hermano para defenderse, diciéndonos que usar azul es una enfermedad? Pff, patético.
Sólo nos quedaba seguir luchando por nuestros derechos. Los derechos del estudiante. Y la mejor manera para hacer eso se me ocurrió nada más y nada menos que a mí.
"¡Tenemos que hacer nuestro propio club!" le exclamé a todos, parándome de golpe y sonriendo mientras los demás comían a la hora del descanso.
"¿Un club de nerds?" rio George. "Yo paso."
"¿A qué te refieres, Cody?" me preguntó Melanie.
"No sería un club de nerds, George," le respondí, a lo que él rodó los ojos y siguió devorando su sándwich.
"¿Entonces de qué?" me preguntó Tina.
"Un club de apoyo. Un club para ayudar a los estudiantes de esta escuela. Cualquier estudiante que necesite ayuda en cualquier tema podría ir a pedir ayuda. ¡Podemos ayudarlos hasta con simples tareas o darles consejos!"
"¡Suena genial!" aplaudió Emma, sonriendo. "Seríamos como los superhéroes de la escuela."
Tina me miró sonriendo. "Tus ideas son random pero cool."
"Sólo imagínenlo. Podríamos intentar levantarle el ánimo a alguien que esté sufriendo de maltrato escolar. Podríamos incluso investigar sobre buenos lugares donde brinden apoyo profesional gratuito. ¿No les gusta la idea?"
"Suena bien," concordó Melanie, "pero, ¿podemos?"
"Bueno, hay que investigar."
Miré a Max, quien sonreía un poco. "Podríamos ayudar a personas que estuviesen pasando por malos momentos en la vida."
"Yo creo que la tenemos difícil con todo lo que ha pasado la última semana," mencionó Tina. "Pero puede ser posible."
Sonreí aún más y asentí. "Podemos hacer la diferencia en la escuela. Cualquiera que necesite ayuda, no importa de qué se trate, podría atender con nosotros. Lo único que haríamos ahí sería tratar de compartir buenas vibras."
"Deberíamos hablar de eso con Mrs. Maudie. A ella se le da eso de organizar actividades. Tal vez nos de ideas o consejos."
"Perfecto," respondí. "¿Vas conmigo después de escuela a pedir su opinión, Tina?"
"Claro."
"¡Yo también voy!" exclamó Emma, sonriente. "Me encanta ayudar."
"Quienes quieran ir, adelante," dije.
Max y Brandon también se apuntaron, pero Melanie y George tenían otras cosas que hacer, así que no podrían acompañarnos.
Me encantaba que les hubiera gustado la idea que había tenido tan repentinamente. Creí que Tina aceptaría hacerlo sin pensarlo, pero Brandon, Max y Emma se veían bastante felices con el tema, lo cual me alegraba de verdad.
Podíamos ser la diferencia, si lo hacíamos. Muchas veces había visto en películas que las escuelas solían tener grupos de apoyo para los estudiantes, así que no podían decir que la idea fuera tonta o algo por el estilo. Era algo que traería muchos beneficios y nada de problemas. Era algo, como dijo Tina, típico de mí el querer ayudar.
Tal vez por eso tenía mis poderes.
¿Quería ayudar todo el tiempo tanto como ella decía? Porque a mí no me parecía así. Yo sólo lo hacía porque me parecía una buena idea. No intentaba que las personas me vieran como alguien bueno sólo por eso. Ni que creyeran que lo hacía para ser reconocido. Yo quería lo mejor para todos, y el que me lo recordaran normalmente no me traía ninguna clase de felicidad que el hacerlo no me pudiese haber dado ya.
Sin embargo, mis amigos se empeñaban en recordármelo cuando tenían la oportunidad.

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