14. Te explico.

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"Dime lo que viste."

Tina me había llevado al baño para ayudarme a limpiar la sangre de mi rostro. De alguna manera había logrado cerrar la puerta antes de que Alice lograra entrar junto a nosotros. Me había sentado en el retrete, había tomado papel sanitario húmedo y comenzaba a limpiar la sangre que bajaba lentamente por mi barbilla.

"¿Eh?" pregunté. Estaba bastante aturdido por todo lo que había pasado los últimos minutos de mi vida. No pensaba con claridad y me costaba comprender lo que Tina me preguntaba.

"Cuando te recogí del suelo tus ojos estaban cambiando de color," me explicó. "¿Qué viste? ¿Algo nuevo?"

Hice una mueca mientras ella limpiaba mi labio inferior. No había visto mi reflejo en el espejo, pero suponía que era de ahí que salía toda la sangre.

"Nada importante," le mentí, cansado de tener que preocuparme por Max de nuevo. Entendía que la visión era importante. Entendía que la vida de Max estaba en peligro. Pero ya había tenido demasiado como para que me importara. De hecho, había tenido demasiado de todos. "¿Nos vamos de esta estúpida fiesta? Te contaré todo después."

"Claro, pero..." Tina miró hacia la puerta del baño. "¿Cómo vas a irte sin Cruela De Vil?"

Bufé, cansado por igual de los pequeños insultos de parte de Tina hacia Alice. Pero tenía razón, Alice debía estar esperando a que saliera del baño para hacerme un cuestionario.

"Ya se me ocurrirá algo," dije. Me levanté y tiré el papel higiénico.

Caminamos hasta la entrada y la abrí un poco para echar un vistazo afuera.

"No la veo," susurré. "Vamos, rápido."

Comencé a caminar a la salida con paso rápido. La sala estaba considerablemente sola, considerando que un par de minutos antes había estado llena de personas.

No le di importancia y salí de la casa sin mirar atrás, escuchando los pasos apresurados de Tina detrás de mí. Habíamos salido y ya no quedaba más que explicarle lo que había ocurrido.

Pasamos dos calles antes de comenzar a hablar del tema.

"No sé si quieras saber qué fue lo que vi," la tomé por sorpresa.

"¿Por qué no querría?" preguntó. Ella sabía que si yo estaba consciente de que podía contar con ella para lo que fuera, y que si había algo que no estaba dispuesto a compartir era porque se trataba de algo horrendo, o no se trataba de mí... en este caso, ambas.

Aunque no sabía cómo empezar, lo intenté. "¿Recuerdas lo que dijiste sobre mis visiones?" La expresión en su rostro me dijo que no tenía ni idea. "¿Sobre que siempre se vuelven realidad de una manera u otra?"

"Oh, sí. Ya lo recuerdo, ¿Eso qué tiene que ver?"

"Pues no me gustaría que esta se volviera realidad."

"Creo que es así con todas tus visiones."

"Me refiero a que, si esta es real, no hay vuelta atrás." Intenté poner la expresión más seria que pudiera lograr para demostrarle que no estaba bromeando, que se trataba de algo demasiado complicado.

"Pues... dime qué viste."

"A Max," me limité a decir.

"Igual que siempre, ¿Qué más?"

No podía formular las palabras en mi cabeza para explicarme a mí mismo lo que había visto, ¿Cómo se lo iba a explicar a ella en voz alta?

"La escuela."

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