20. Coraje.

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Volví a ver a Max hasta el día siguiente. Los doctores habían decidido hacer un par de pruebas más allá de lo que concernía al 'accidente' del día anterior, así que lo dejarían salir esa misma tarde cuando todo se hubiera resuelto.

Yo llegué temprano ése día, seis de la mañana para ser exacto, esperando poder pasar un rato con él y aun así llegar a tiempo a la escuela para ayudarle a Tina a preparar las cosas que utilizaríamos ése día. Una enfermera me atendió, le pregunté por Max Bustamante y me dijo que estaba hospedado en la habitación B-15 en el tercer piso del hospital. Le agradecí con una sonrisa y me dirigí al elevador sin más.

No pude evitar echarle un vistazo al edificio. La última vez que había ido había sido cuando Max se había lastimado el brazo unas semanas atrás en el baile hawaiano de la escuela. Todo seguía exactamente igual, excepto que habían comenzado a decorar temprano para Halloween y ya había unas pequeñas arañas de peluche colgadas en telarañas falsas, calabazas en algunos de los escritorios, papel de decoración en anaranjado y negro, y una que otra decoración más.

Aunque las calabazas sonrientes le daban un aire de gracia al hospital, seguía sintiendo esa constante inquietud que me decía que debía salir de ahí inmediatamente. Suponía (por películas y/o amistades) que era algo que le sucedía a muchas personas. Que eran miles o millones los casos de personas que odiaban los hospitales en sí, tal vez mucho más que yo. Sabía que algunas personas se negaban a entrar siquiera a un hospital.

Le acreditaba mi odio a los hospitales a las múltiples ocasiones en las que yo había sido internado por diferentes razones. El pensar en las prácticas de dichos edificios, ya fueran tan simples como reacomodar un hueso o tan delicadas como una cirugía en algún órgano vital, hacían que me dieran ganas de devolver los panqueques que había almorzado esa mañana.

Sin embargo, sospecho que la mayor parte de la inquietud que me provocaba era por el pensamiento de cuántas tragedias habían tomado lugar ahí mismo. Tantas personas internadas, miles que habían estado anteriormente, y sabrá Zeus cuántas de esas habían salido vivas de ahí. El pensar en las familias en la sala de espera, ansiosos de saber cómo se encuentra su hijo, su nieto, su hermano, su esposo, rezando con todas sus fuerzas para que todo saliera bien, me provocaba escalofríos mientras esperaba a que el elevador bajara hasta donde me encontraba yo.

¿Cuántas personas habían muerto ahí? ¿Cuántas personas habían llorado a cántaros hasta más no poder? ¿Cuántas veces más pasaría en el futuro?

Definitivamente, sin duda alguna, odiaba los hospitales.

Pero alejé los pensamientos negativos y me enfoqué en mi propia vida. Después de todo, estar en un hospital sonaba mil veces mejor que un funeral si lo analizaba completamente. Estaba ahí para ver a alguien que quería, a un amigo, si no era que más, sano y salvo.

Cuando por fin sonó el cling de las puertas del elevador abriéndose, todos esos pensamientos se drenaron de mi cabeza y me adentré en esa pequeña habitación con paredes de espejo que te permitían ver la mitad de tu cuerpo mientras subías o bajabas a otro piso.

Justo cuando estaban por cerrarse las puertas del elevador, vi a un niño corriendo en mi dirección desde la sala de espera. Llevaba lo que parecía una bolsa de frituras en una mano y un jugo en la otra, y parecía estar intentando llegar a tiempo al elevador.

El niño se detuvo creyendo que no llegaría, pero yo fui rápido y detuve las puertas a tiempo. Él lo vio y se apresuró en entrar conmigo con un pequeño, apenas audible, "gracias" en inglés. ¿Fue mi imaginación o capté un acento británico?

Parecía tener aproximadamente once o doce años de edad. Era más bajo que yo, probablemente no más de un par de centímetros, y era obvio que aún no comenzaba a atravesar la pubertad totalmente, ya que tenía cara de bebé, una voz no tan grave y nada o poco vello facial. Su cabello corto, negro estaba despeinado, y sus ojos azules mostraban cansancio.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora