6. Amor y paz.

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El lunes en la mañana llegué a la escuela como de costumbre, con Emma a mi lado y unas inmensas ganas de tirarme al suelo a dormir.

Le había estado dando vueltas al asunto de Max toda la noche. No había podido hablar con él porque se desconectó de toda red social y no contestaba mensajes de texto ni llamadas de nadie. La única esperanza que tenía era que quisiera hablar conmigo ese día, pero ni siquiera había ido a la parada del autobús. ¿Qué me aseguraba que fuera en todo el día? O, pensándolo bien, si la prueba había dado positivo, ¿Qué me aseguraba que no se hubiera salido de la escuela por completo?

No, eso no era posible. Aun quedaba la visión que había tenido antes, donde Max estaba enojado conmigo, pero al menos estaba conmigo...

"¿Tú crees que me vería bien con éste?" Emma sostenía su celular frente a mí tratando de hacerme ver a un chico sin camisa posando para una foto.

"Ah, sí." Le respondí sin mucho interés. Habíamos llegado a la cafetería junto a los demás, y la única diferencia era que ni Max ni George estaban.

"¿Te pasa algo? Desde que llegaste a la parada estás raro," dijo Emma poniendo una mano en mi frente.

"Sí, sí," respondí retirando su mano. "Es solo que hay algo que debería recordar pero no sé qué es."

El rostro de Emma me indicó que la confundí, así que sonreí un poco y ella decidió dejarme mis problemas para mí mismo.

Sin embargo, cuando Tina dio una tos fingida bastante obvia, volteé a verla y noté que su mirada estaba en un punto en específico: Max.

Él llegó como si nada con un plato de comida en sus manos y se sentó donde de costumbre, sin mirar a alguien en específico.

"¡Hola!" Emma puso una gran sonrisa y lo saludó, pero no obtuvo la respuesta que esperaba.

Max solo dijo un frío y seco "Hola" como respuesta. Lo suficientemente frío y seco como para que todos en la mesa se quedaran viéndolo preguntándose qué pasaba.

"Wow, sí que están todos de mal humor hoy," bromeó Emma y se levantó. "Tina, Melanie, ¿Vamos a la biblioteca a hablar cosas de chicas?"

Sin responder, Tina y Melanie se levantaron y fueron tras Emma hasta perderse de vista entre los pasillos de la escuela.

Ahora sólo quedábamos tres en la mesa, así que por más que quisiera hablar a solas con Max, Brandon me lo impedía.

"Así que... ¿Qué hay de nuevo, viejos?" Brandon había terminado su comida y ahora nos veía a ambos con curiosidad.

Cuando vio que ninguno contestaba, se levantó de la mesa. "Está bien, iré al gimnasio a jugar Básquet. Si alguno quiere ir conmigo..." Y se fue.

Bueno, eso fue fácil, pensé. Pero... ¿Ahora qué?

Traté de terminar mi comida, lo que solo era medio pan tostado con mantequilla, sin siquiera voltear a ver a Max, quien ni siquiera había probado el suyo.

Por unos minutos hubo silencio en nuestra mesa. Silencio que solo era complementado por el ruido de la cafetería.

Ahora que tenía la oportunidad de hablar con él, no podía. Tenía miedo de que al intentar hablarle se fuera molesto y me ignorara. ¿Por qué? Porque quería pedirle perdon, y si hacía eso no iba a tener la oportunidad.

¡Vamos, tienes que pedir perdón! Pero por más que lo pensaba, no podía hacer que las palabras salieran.

Las diferentes maneras de pedirle perdón se esfumaron de mi mente cuando lo vi pararse de la silla. Su comida seguía intacta. Su mirada igual que al llegar. Pero ahora se le veía más aburrido y cansado. Tomó su mochila verde fosforescente del suelo y comenzó a caminar.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora