49. Reclusión.

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Salieron a la calle en silencio. No había señales de vida cerca aparte de los que habían estado en el edificio con ellos. Cody y Tina iban hasta atrás, Manson a la derecha de Tina caminando a la par con ellos. Edward y Alice habían ido a la casa de la muchacha y habían acordado que hablarían todos muy pronto sobre lo que les esperaba en el futuro a los que se quisieran unir a Los Felices. Mientras tanto, Manson comenzaba a explicar lo que hacía en ese lugar.

"Llevo siendo parte del grupo desde hace cinco años, cuando aún era algo nuevo."

"La verdadera pregunta es, ¿por qué?" le dijo Tina volteándolo a ver. "¿No será que eres gay?"

"No, no" respondió Manson de inmediato. "Nada de eso. Simplemente me importa la causa porque pienso que es injusto lo que ha estado pasando."

Tina y Cody decidieron creerle y no hacer más preguntas relacionadas a él.

"Dices que el grupo ha existido desde hace cinco años?" preguntó Tina.

"Así es."

"¿Cómo es que nunca escuché de él?"

"Bueno," comenzó Manson mientras los tres se subían a su auto, los adolescentes atrás y Manson conduciendo. "El grupo en realidad ha existido por mucho más tiempo. Sería difícil saber un número concreto. Pero no fue hasta hace cinco años que comenzaron a salir a la superficie y a reclutar más gente, más o menos cuando comenzó a considerarse seriamente la idea de que ser gay podía ser curado. Para entonces ya había al menos un grupo de Los Felices en varios países. Con el tiempo fuimos ganando amigos, y obviamente eso nos trajo enemigos. ¿Vieron a los que llevaban trajes ahí dentro? Ellos son representsntes de los empresarios que nos dan dinero para lo que hacemos alrededor del mundo. Normalmente los empresarios que nos apoyan son padres de algún hijo gay o ellos mismos lo son a escondidas de los demás, pero no quieren ser vistos en público para evitar arruinar su imagen. No los culpo, ser empresario y gay no son dos cosas que se vean bien juntas ante la sociedad."

"¿Qué cosa sí se ve bien ante la sociedad siendo gay?" preguntó Cody sarcásticamente.

"Exacto. Es por eso que estas reuniones  son en lugares privados pero cualquiera interesado puede asistir."

"Suena bien" comentó Cody, auténticamente impresionado.

"Así que" continuó Manson dirigiéndose a Tina mientras echaba el auto a andar," si no has escuchado de Los Felices es porque no hemos hecho mucho escándalo. Aún.

"¿Aún?" repitió Cody. "Suena a que planean pasar un buen tiempo en el futuro. ¿Ya tienen ideas de cómo combatir la ignorancia de Domínguez?"

Manson tuvo que pensar un par de segundos antes de responder, en los cuales miró a su alrededor buscando automóviles cercanos para comenzar a conducir.

"Algunos. O al menos eso es lo que he escuchado."

"¿Qué exactamente has escuchado?" le preguntó Tina entrecerrando los ojos.

Sin quitar los ojos del camino, Manson respondió.

"No mucho. En realidad sólo sé lo que Jovovich quiere que sepan los miembros regulares del grupo para no esparcir información innecesariamente: de los planes que tenemos, la mayoría, si no es que todos, son demasiado radicales o peligrosos para llevarse a cabo."

"Qué intenso" dijo Cody con una sonrisa, imaginando lo que podrían considerar radical.

"Ya sabes cómo son los alemanes," bromeó Manson con una risa.

"¿Jovovich es alemana? "preguntó Tina.

"Pues sí, aunque también tiene descendencia rusa o algo así. De hecho, creí que ya lo sabían porque venían con su sobrino."

"¿Cuál sobrino?" preguntó Cody, comenzando a confundirse.

"El sobrino de Jovovich, un tal Edmund o algo por el estilo."

"¿Hablas de Edward?" lo corrigió Tina.

"Ese mismo, ¿no es su amigo?"

"Lo acabamos de conocer" le respondió Tina. "Es primo de una... conocida."

"Qué coincidencia," terminó diciendo Cody.

Pasaron cinco días de constantes pesadillas para Cody. Pero no solo de las que solía tener cuando estaba dormido, las cuales incluían fuego y destrucción. También la pesadilla que tenía que soportar a diario sabiendo que no había visto a Max en bastante tiempo.

En sus pesadillas, Cody veía a Max vestido de blanco. A veces estaba llorando, otras veces tenía una cara sin expresión alguna, tanto que parecía no tener vida. No estaba seguro de cuál lo asustaba más.

"Max," solía susurrar dormido.

Había veces que su padre lo escuchaba desde su habitación e iba a revisar que todo estuviera bien. No se lo decía, pero su padre creía que él debía estar verdaderamente enamorado para preocuparse por alguien así. Desde que le contó lo que había sucedido luego de que su padre le preguntase por qué estaba tan deprimido, el papá de Cody no podía dejar de sentirse mal por él. Quería darle consejos, pero tampoco él sabía qué hacer en una situación así. Sin embargo, Cody le propuso algo que él nunca había esperado escuchar.

"Necesito ir a TARTH." Las palabras salieron de la boca de Cody pero a su padre le tomó algo de tiempo comprenderlas.

"¿Que quieres hacer qué?" preguntó su padre con una expresión de incredulidad.

"No lo quiero, lo necesito," lo corrigió Cody. "Necesito estar con Max. Necesito verlo. Si no hablo con él pronto me volveré loco..."

Y es que él creía que ya se estaba volviendo loco. O al menos así era como se sentía. Desde que habían llevado a Max a TARTH, sus poderes habían comenzado a fallar. Primero no quería funcionar su extraña telepatía con Max. Luego comenzó a tener visiones sin sentido (aún menos sentido de lo normal). Cody sentía que de no ver a Max explotaría en cualquier momento.

"¿Sabes que tengo que firmar un contrato de mínimo seis meses, ¿cierto?"

Cody asintió. Ya le habían advertido de lo peligroso y difícil que podría ser esa misión. Pero no le importaba, él lo hacía con tal de ver a Max, de estar junto a él y poder besar sus dulces labios una ves más. Cualquier beneficio que pudieran sacar de ello era un bonus.

"No importa. No hay nada que puedan hacerme ahí dentro que me haga cambiar de parecer."

El padre de Cody puso una mano en su hombro y lo miró con simpatía. "Hijo, no puedes hacer esto..."

"¡Tengo qué!" exclamó Cody, apretando los puños. "Tienes que llevarme a TARTH y firmar los papeles. Tengo que ir."

"Cody..."

"O lo haces tú o le digo a mamá," lo amenazó Cody. "Sabes muy bien que ella será la primera concordar conmigo cuando le diga que soy bi."

El padre de Cody lo observó por unos segundos, luego miró el suelo unos momentos más sin decir una palabra.

"Pa, tengo qué. Por favor."

El padre de Cody pasó una mano por su cabello y dio un suspiro profundo. "Esta bien," susurró, arrepintiéndose casi de inmediato. "¿Cuando nos vamos?"

"Hoy," respondió Cody, una sonrisa en su rostro por la simple idea de que pronto estaría de nuevo con Max. Pronto.

***

Nota del autor: hola, siento mucho tardar tanto en actualizar pero no he sentido mucha inspiración. Estoy intentando encontrarla como pueda, gracias por seguir leyendo hasta la fecha.

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