39. Caminos separados.

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Cuando J llegó a la banca, Cody ya estaba limpiando las lágrimas de su rostro.

Había salido corriendo después de lo que el señor Harris había dicho, ignorando los gritos de sus amigos. Llegó hasta el parque más cercano y se sentó en una banca para después poner su cabeza en sus piernas y llorar.

J lo había seguido después de convencer a sus amigos de que necesitaría un tiempo para digerir lo que estaba pasando. Ella se había ofrecido para seguirlo, pensando que sería buena idea que alguien que lo conoce muy poco fuera quien lo acompañara. No entendía cómo, pero J tenía el presentimiento de que eso era lo que le gustaría a Cody.

"Corres muy rápido," le dijo J al sentarse junto a él. Cody se limitó a voltear un momento y luego volvió a dirigir la mirada al frente. No hubo respuesta. "Casi ni podía alcanzarte, y ni siquiera llevo mis tacones."

"No quería ser alcanzado," respondió Cody. Su voz un cuanto quebrada, pero se notaba que estaba haciendo su mejor esfuerzo por sonar bien. Lo cual a J le parecía estúpido, dado a que era obvio que no estaba bien.

"Lo sé, me di cuenta." Hubo un momento de silencio entre los dos. J no estaba segura de qué decir exactamente. No lo conocía, así que no le sería fácil consolarlo.

"¿Sabes?" intentó de nuevo. "Yo ya he estado en esta situación. En el otro lado, pero lo he estado." Esto pareció captar la atención del chico. Cody volteó una vez más antes de volver a la misma posición. J pudo ver sus ojos rojos llenos de tristeza. Recordar esos tiempos sería difícil, pero necesario.

"Cuando era pequeña, mis padres no me dejaban salir mucho," explicó J. "Siempre me tuvieron en cuarentena, o algo por el estilo, desde que les dije que quería ser mujer." J comenzó a jugar con su cabello mientras hablaba. El simple hecho de volver a esas memorias le era doloroso. Tantos años refundiendo esos recuerdos en lo más profundo de su memoria, ¿estaba lista para sacarlos de nuevo?

"¿Cómo es que los padres pueden tratar tan mal a sus hijos?" fue lo único que Cody respondió.

J suspiró antes de continuar. "Para ellos no es maltrato, Cody. La mayor parte del tiempo, los padres hacen lo que les parece mejor. No importa si te ven triste o si ven que te duele, ellos creen que es para tu propio bien, y que a la larga todo tendrá su recompensa."

"Pues vaya que les sirvió en tu caso, ¿no?"

J rio. "Es cierto, lo único que mis padres lograron fue traumarme de por vida. Me privaron una niñez y destruyeron mi adolescencia. Pero logré salir adelante. Ante todo lo que mis padres impusieron en sobre mí, logré ser mejor que ellos. Y mírame ahora, viviendo feliz."

"Tú misma lo dijiste, tuviste suerte. ¿Qué tal que Max no tiene tanta?"

J volvió a suspirar. Ese chico era difícil de convencer. Era listo, sobre todo, lo que significaba que no cedería fácil a las palabras dulces intentando consolarlo.

"Yo no conozco a Max," le dijo J. "Pero sí sé que tú no te darás por vencido hasta sacarlo de ahí de alguna manera. ¿Me equivoco?"

Cody negó con la cabeza, mirando a la nada. "No, no te equivocas. No pienso dejar que le hagan algo a Max, pero primero tengo que descubrir cómo sacarlo de ahí."

"¿Sacarlo de un lugar así? Ni sus padres pueden hacerlo ahora que tienen un contrato. Además, algo me dice que Domínguez no juega exactamente de acuerdo a las reglas."

"Lo sé, pero algo se me ocurrirá. No importa si tengo que juntar al mundo entero para hacer una protesta, sacaré a Max de ahí."

Con una sonrisa, J le dijo, "así se habla, campeón. Y si necesitas ayuda, me tienes aquí. Yo sé mejor que nadie lo que se siente estar en algo así, confía en mí."

"Gracias. Ahora necesito toda la ayuda posible. En especial tratándose de ideas para sacar a Max."

"En eso sí no te puedo ayudar mucho, niño. Ahorita lo más que te puedo recomendar es que hables con la madre de Max. Si tienes a los padres de tu lado, será mucho más fácil convencerlos de que Max debe volver con ellos, y a la escuela normal. Pero ánimo, que ya descubrirás cómo salvarlo."

J le sonrió y le palmeó la espalda a Cody como gesto amistoso. A Cody le pareció que el mundo daba vueltas justo antes de entrar a otra visión.

Estaba afuera de noche. Podía respirar ese aire libre de contaminación como si estuviera tomándolo de un tanque de oxígeno. El olor a rosas le llegó de pronto y lo hizo tranquilizarse más aún.

Frente a él estaba uno de esos automóviles antiguos que ahora sólo poseían los coleccionistas. La puerta trasera izquierda se encontraba abierta. En el asiento del copiloto, una cabeza buscaba con ansias hacia atrás, como si esperara que algo interesante ocurriera en cualquier momento.

Cody siguió su mirada y se encontró con una gran casa de madera, con un muy bonito decorado de navidad que incluía luces y noche buenas. Pero esa noche definitivamente no sería buena para los que vivían ahí.

De la casa surgieron dos personas. Uno era un señor adulto y el otro apenas un niño. Sin siquiera preocuparse por el qué dirán, el señor tomaba al niño del brazo y tiraba de él en dirección al automóvil. Tan pronto como pudo ver sus rostros, Cody supo que se trataba de la misma familia que había visto en la visión de la fotografía. ¿El niño era J?

Tenía lágrimas en el rostro, eso era seguro. "¡Papá, mi brazo!" exclamó aquél pequeño.

Con un simple "Shh," el padre lo calló y lo siguió arrastrando hasta llegar al automóvil, donde sólo necesitó lanzarlo al asiento trasero para subirse al auto y echarlo a andar. En cuestión de segundos, las luces del automóvil no eran más que puntos en la lejanía.

Cuando Cody volvió a la realidad, J ya se había ido. ¿En serio acababa de ver lo que creía? No podía... Ugh.

¿Cómo era que los padres podían hacerle algo así a sus hijos? ¿Dónde quedaba todo ese amor que decían tener?

Cody creía que J era una de las personas más valientes que había conocido. Pasar por algo así a tan temprana edad debía ser horrible. Era obvio lo que tenía qué hacer entonces: prevenir que lo mismo le pasara a Max.

***
He vuelto!

Lo siento, soy de lo peor, etc. Pero creo que por fin pude librarme de mi bloqueo, así que espero poder escribir más y subir otros capítulos pronto. Aunque serán más cortos, probablemente sea lo mejor. Así que gracias por su paciencia!

No olviden que un voto equivale a un beso y un comentario equivale a un abrazo, así que bechos, bachos y apapachos y nos leemos luego.  


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