22. En la guerra y en el amor.

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La huelga siguió hasta el jueves, después de tres días de arduo trabajo bajo el sol que, a pesar de ser comienzos de otoño, seguía brillando fuertemente en el día. Al principio no creíamos que fuera a durar tanto, pero después nos dimos cuenta que una huelga no termina en uno o dos días así de simple y comenzamos a creer que duraría mínimo otra semana de sentarse en la acera, expuestos al sol, con tan poco acceso a agua y comida que nuestras lenguas parecían el desierto del Sahara. Pensamos que de nuevo llamarían a Tina a la oficina del director para pedirle que parara todo eso de una vez por todas al menos unas veinte veces más.

Me sorprendía que no estuviera involucrada la policía aún, ya que esa clase de problemas llamaba su atención pronto, pero Tina me dijo que tenía un plan incluso si la policía llegaba a intervenir.

Sin embargo, no hubo necesidad de dichos problemas por más de un par de días, porque pronto terminaría todo.

Primero hablaré sobre las cosas que pasaron en los días anteriores.

El martes fui a ver a Max en la tarde para poder por fin hablar con él de manera adecuada. Les dije a mis padres que no sabía si volvería pronto o no, y ellos no tuvieron problema alguno. Después de un rápido baño para quitar los malos olores de un duro día de trabajo protestando, me dirigí a la casa de Max.

Tina me había preguntado que si le gustaría que me acompañara a verlo, pero yo le expliqué que quería hablar con él a solas y ella entendió. Igual le dije que Max probablemente volvería a ir a 'clases' el día siguiente.

Pasé por el parque en el que Brandon y yo peleamos y eso me hizo recordar mi promesa de pasar más tiempo con mis amigos, así que hice una nota mental de invitar a mis amigos a algún lugar en el futuro donde pudiéramos hablar y pasar un rato como adolescentes que no se preocupaban por huelgas, visiones u otras cosas. Seguro, había estado pasando más tiempo del común con ellos gracias a las huelgas, donde podíamos estar juntos prácticamente todo el día, pero eso no significaba que estuviésemos pasándolo del todo bien. Había algunas veces que nos poníamos a platicar como si nada estuviese ocurriendo, pero la mayor parte del tiempo nos poníamos a crear nuevas frases para demostrar nuestra disconformidad o carteles o posters nuevos para pegar en la entrada de la escuela (la cual pensábamos llenar de posters pronto para que todo el que pasara por ahí pudiera leerlos).

Después del parque, llegué a la casa de Max y me quité los audífonos para llamar a la puerta. Pero cuando estaba a punto de hacerlo la puerta se abrió, revelando al padre de Max tras ella.

"Oh, hola Cody," me saludó él.

Con una sonrisa, yo le respondí, "buenas tardes, ¿cómo está, seño- es decir, Cristian?"

Cristian rio y me indicó que pasara a la casa. "Bien, Cody. Y no te preocupes por ser informal conmigo, está bien si me llamas de 'tú'."

Los años creciendo en mi familia habían sido suficientes para saber con quién estaba bien usar 'usted' y con quién estaba bien usar 'tú', y no estaba acostumbrado a hablarles de 'tú' a muchos adultos, especialmente no si eran padres de mis amigos.

En mi familia era algo normal preguntarles a tus padres algo como '¿Quieres un vaso de agua?' o '¿Qué opinas tú de esto?' Así era como me habían criado, la formalidad dentro de mi familia era poca. Pero eso no afectaba el respeto, ya que mis primos solían obedecer a mis tíos aun llamándolos 'tú'.

Llamar a Cristian de la misma manera, o simplemente por su nombre, sería un poco incómodo para mí, y difícil para acostumbrarme.

Asentí como respuesta y me adentré en su hogar. Seguía igual que la última vez que había estado ahí, sólo que parecía menos frío y un poco más feliz que antes.

Deja vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora