Capítulo 1

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4 de Privet Drive

La noche más silenciosa se presentaba, ningún muggle estaba fuera, solo un hombre mago caminando por las húmedas calles de Londres. De su bolsillo sacó un desiluminador, abriéndolo lo alzó y las luces de los postes de luz salían de su lugar hasta caer en el objeto para quedar en una oscuridad tenue. Un maullido llamó la atención del profesor Dumbledore, un gato gris con algunas franjas oscuras salió de entre unos arbustos, el mago bajó la mirada observando al felino.

—Debí suponer que vendría está noche, profesora McGonagall — saludó el hombre con túnica larga.

El gato fue tras un muro, la sombra del felino podía notarse Haste que fue cambiando y convertirse en una mujer que se dirigió al mago.

—¿Que tal profesor Dumbledore? — saludó la profesora McGonagall —¿Son ciertos los rumores, Albus? —

—Temo que si, profesora. Los buenos y los malos.

—¿Y los niños?

—Hagrid irá por ellos

—¿Y fue prudente confiarle a Hagrid algo como esto?

—Ah, profesora. A Hagrid le confiaría mi vida

En el cielo una luz apareció y el sonido de una moto se hizo presente, los profesores voltearon y vieron aterrizar aquella moto con el hombre del cual hablaban. Levantando sus gafas, el semi gigante miro a los profesores, desde su cuello un manto con un bulto por debajo de su barba iba colgando.

—Profesor Dumbledore, profesora McGonagall— Hagrid saludó

—¿No tuviste ningún problema Hagrid?— preguntó el profesor

—No señor, se quedaron dormidos cuando pasamos por Bristol. Traten de no despertarlos —

De aquel manto que llevaba colgando, dos bebés se encontraban durmiendo, con cuidado dejó a uno en brazos del profesor Dumbledore y el segundo aún teniéndolo envuelto con sábanas contra su pecho lo cargo para dárselo a la profesora. Ambos adultos se acercaron a la puerta de una de las casas de la cuadra.

—Albus ¿Crees que sea seguro dejarlos con esas personas? Los vigilé todo el día y son la peor clase de...muggles que puede imaginar. Lo digo en serio — dijo McGonagall

—Minerva, son la única familia que tienen — Dumbledore mira con cierta tristeza a la mujer

—Estos niños serán famosos, no habrá nadie en nuestro mundo que no conozca sus nombres— decía McGonagall con entusiasmo

—Exacto. Es por eso que deben estar alejados de todo esto...Hasta que estén listos—

Bajaron con cuidado a los dos pequeños dejándolos en una gran canasta frente al hogar, Hagrid atrás de los profesores, miro como los dejaban sin poder evitar soltar un sollozo llamando la atención de Dumbledore.

—Ya, ya Hagrid. No es una despedida, recuerda — lo anima y este asintió

Encima de los bebés dejaron una carta con los nombres de la familia donde los estaban dejando, viendo cómo ambos pequeños seguían profundamente dormidos y apenas movían sus pequeños cuerpos.

"Señor y señora Dursley"

—Suerte, Harry y Venus Potter —

Los magos se alejaron, un bebé tenía una notable cicatriz aún reciente en su cuello, aquel rayo que ocultaba una historia fascinante y trágica a la vez que todo mago y bruja sabría y conocería. Ahora los hermanos lejos del peligro, vivirían una vida diferente hasta que llegue el momento de saber la verdad y regresar a su hogar.


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VenusPotter11

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