Capítulo 2

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Capítulo largo.

"Caldero Chorreante"

Narrador

Después de alejarse varias calles los hermanos Potter se dejaron caer sobre un muro bajo de la calle.

La rubia apoyo su cabeza sobre el hombro de su hermano viendo como Casiopea se acurrucaba en su pierna.

-¿Y ahora? -preguntó Harry.

-No lo se, quizas...

Pero la rubia no termino de hablar ya que su hermano le hizo una señal para que se callara.

-Creo que nos estan vigilando -dijo en un susurro el chico.

Venus se paro rápidamente acompañada de su hermano mientras sacaba su varita del bolsillo de su pantalón.

-¡Lumos! -susurró Harry.

La puerta de un garaje se iluminó y vieron allí, nítidamente, la silueta descomunal de algo que tenía ojos grandes y brillantes.

Harry se echó hacia atrás. Tropezó con el baúl. Alargó el brazo tratando de sujetarse de su hermana para impedir la caída, la varita salió despedida de la mano y él aterrizó junto al bordillo de la acera.

Venus se rio olvidando todo.

Sonó un estruendo y un segundo más tarde, un vehículo de ruedas enormes y grandes faros delanteros frenó con un chirrido exactamente en el lugar en que había caído Harry. Era un autobús de dos plantas, pintado de rojo vivo, que había salido de la nada. En el parabrisas llevaba la siguiente inscripción con letras doradas:

AUTOBÚS NOCTÁMBULO

El cobrador, de uniforme rojo salto del autobús y dijo en voz alta sin mirar a nadie:

-Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo abandonado a su suerte. Alargue la varita, suba a bordo y lo llevaremos a donde quiera. Me llamo Stan Shunpike. Estaré a su disposición esta no...

El cobrador se interrumpió para mirarlos Stan Shunpike era tan sólo unos años mayor que ellos no tendría más de dieciocho o diecinueve. Tenía las orejas grandes y salidas, y un montón de granos.

-¿Qué es lo que tienes en la frente? -preguntó Stan mirando a Harry.

-Nada -contestó Harry.

-¿Cómo se llaman?

-Neville Longbottom -respondió Harry.

-Hermione Granger -contestó, fue el primer nombre que se le vino a la mente- Así que... así que este autobús... -dijo con rapidez, esperando desviar la atención de Stan - ¿Has dicho que va a donde yo quiera?

-Sí -dijo Stan con orgullo- A donde quieras, siempre y cuando haya un camino por tierra. No podemos ir por debajo del agua. Nos has dado el alto, ¿verdad? Sacaste la varita y...¿verdad?

-Sí -respondió Harry- Escucha, ¿cuánto nos costaría ir a Londres?

-Once sickles, cada uno -dijo Stan- Pero por trece les damos además una taza de chocolate y por quince una bolsa de agua caliente y un cepillo de dientes del color que elijas.

-Me gusta el morado.-dijo Venus mirando a su hermano esperando que pagara.

Harry rebuscó otra vez en el baúl, sacó el monedero y entregó a Stan unas monedas de plata. En el autobús no había asientos; en su lugar; al lado de las ventanas con cortinas, había media docena de camas de hierro. A los lados de cada una había velas encendidas que iluminaban las paredes revestidas de madera. Un brujo pequeño con gorro de dormir murmuró en la parte trasera:

•SPECIAL• [D.m]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora