Capítulo 2

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Zoológico

11 años después

Unos fuertes golpes despertaron a los hermanos que dormían debajo de las escaleras en casa de sus tíos, dormían dentro de un armario donde apenas y cabían los dos en la cama, suerte que eran pequeños y delgados, sus pocas pertenencias ocupaban la mayor parte del cuarto. Quien golpeaba era tía Petunia, gritaba despertándolos y abriendo la cadenilla que aseguraba la puerta para no dejarlos salir.

—¡Arriba! ¡Levántense! ¡Ahora!— gritaba aún hasta que dejó de hacerlo escuchando sus pasos retirarse

Harry y Venus al despertar se sentaron en la cama encendiendo la luz, Harry tomó sus gafas circulares y en eso otros golpes se escucharon encima de los dos haciendo que el poco del techo inclinado cayera en ellos provocandoles una leve tos y picor en los ojos.

—¡Arriba primos, iremos al zoológico!— gritaba ahora su primo Dudley a mitad de las escaleras

Harry abrió la puerta y justo en ese momento su primo bajando con prisa y riendo molestosamente paso empujándolo lo que hizo que el azabache empujara a Venus cayendo a la cama, Dudley les cerró la puerta de nuevo para salir corriendo por la casa. Harry bufó

—Dudley— gruñó Venus molesta

Salieron del armario acomodando su ropa que les quedaba tallas más grandes de las que usaban, Harry usaba una camisa a cuadros de su tío Vernon que casi le llegaba a sus tobillos, Venus usaba una camisa de Dudley junto con un pantalón viejo y desteñido de tía Petunia que apenas lograba acomodarse a su cuerpo gracias a un cinturón, caminaron a la cocina encontrándose con sus tíos.

—Feliz cumpleaños, querido— dijo tía Petunia besando el rostro de su hijo  —¿Por qué no tratan de hacer el desayuno sin quemar la cocina? — se dirigió a los hermanos con un tono molesto

Que irritante es esta mujer” pensó Venus

—Si, tía Petunia— dijeron al unisono

—Quiero que todo resulte a la perfección — dijo la mujer cubriéndole los ojos a su hijo encaminandolo a la sala de estar —¡En el día especial de mi Dudley!—

—¡Rápido! ¡Mi café, niña!— exigió el tío Vernon

Venus tuvo que recurrir a mucho autocontrol para no rodar los ojos

—Si, tío Vernon— responde Venus sirviendole de mala gana el café

Tia Petunia después de llevar a su hijo a la sala de estar, apartó sus manos de sus ojos y delante del niño había montones de obsequios casi cubriendo la sala por completo.

—¿No es maravilloso, mi cielo?— dijo su madre

—¡Dime cuántos son!— exclamó Dudley viendo a su padre

—36, hijo. Los conté yo mismo—  contesto el padre con entusiasmo

“¿Sabe contar?”  Venus se tragó su comentario

—¿¡36!? ¿¡Por qué!? ¡El año pasado fueron 37!— exclama Dudley molesto

Los hermanos Potter solo veían el berrinche que hacia su primo

•SPECIAL• [D.m]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora