Capítulo 27

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Las heridas que dejaste.

Dakota.

Brasil, Rio de Janeiro. Año 2017.

Miro la marca de mi muñeca mientras no presto atención a lo que sea que me esté diciendo Evan. Repaso con mi dedo anular a eso que empezó a cicatrizar.

Alejandra no está, hoy no llego a clase ya que no se sentía bien, respete su decisión, pero el que no venga ha hecho que este parte del día pegada a Evan.

—¿Me estas escuchando?

—¿Mm? No—soy sincera.

—¿En qué tanto piensas?

—En todo, pero déjalo así—alejo todo de mi mente—¿Qué decías? —paso mi mano por mi frente y lo vuelvo a ver.

Evan respira hondo, lo miro e intenta intimidarme con la mirada, pero no lo logra. Lo miro a los ojos y noto el celeste intenso de ellos.

—¿Qué te pasa últimamente?—dice tosco.

Trato de no salir de mis casillas contestándole de mala gana. Tomo resistencia y obligo a mi boca a contestar de buena manera.

Por más que haya dicho que sí, soy una persona rencorosa y no olvido lo que me hizo aquel día en su casa.

—Solo no he dormido bien últimamente, ¿bien? He tenido muchas pesadillas.

—¿Qué clases de pesadillas?

—Nada que te importe—digo ruda, ruedo los ojos cuando noto en que tono de voz le hable.

—¿Enserio te comportaras así?

—Me comporto como quiero, Evan, además no me exijas, que no se te olvide que fue lo que me hiciste.

—¿Sacaras eso para defenderte?

—¿Y si lo hago qué? —alzo la voz.

—Enserio no quiero iniciar una pelea...otra vez.

Es la cuarta pelea que tenemos en la semana. Sin hablar como de la nada se comenzó a volver amigo de personas del instituto, desearía decírselo a Ale, pero ha faltado mucho últimamente. Además, Evan me pidió que tampoco quería que se enterara de lo que paso en su casa la última vez.

—Al carajo, yo me largo—me pongo de pie y salgo de la cafetería.

Salgo a las calles, queda media hora para la siguiente clase. Daré una vuelta por ahí y regresare. Ni loca pienso dejar de lado mis clases.

Camino unos cuantos pasos cuando noto otro ser junto a mí.

Lo miro de reojo y es Evan, sacando una cajetilla de cigarrillos de su abrigo. Noto los anillos en sus dedos y también los pequeños moretones. De seguro volvió a pelear con su padre.

—¿Quieres? —me mira.

—No fumo.

—Yo tampoco—dice con naturalidad—, me lo dio un amigo, será mi primera vez así que te vuelvo a preguntar ¿Quieres?

Respiro hondo rendida.

—Bien—le arrebato la cajetilla y saco un rollo blanco.

Evan enciende el suyo y luego el mío con un encendedor. Nos detenemos a medio camino, miro mi reloj y quedan veinte minutos. Comienzo mi caminata de retorno mientras me debato entre comenzar a dar caladas.

—Hazlo—me ínsita Evan siguiéndome el paso.

Dejo de dudar y doy la primera calada. El humo llena mis pulmones, me arde la garanta acompañada de una pequeña picazón, comienzo a toser y luego Evan da la primera calada, lo hace con naturalidad como si no fuera la primera vez.

Ojos de Miel © [Completo ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora