Capítulo 54

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Todo bien o todo mal.

Dakota.

­—Hagámoslo.

—¿Ah?

—Hagamos pública nuestra relación. ¿Qué piensas? ¿No crees que ya ha llegado la hora?

Deje la taza sobre la mesa y me acerque a pasos lentos a su cuerpo que reposaba sobre la silla. Me senté sobre su regazo mientras enrollaba mis brazos en su cuello.

—¿Lo dices enserio? —pregunte.

Quería tener la seguridad de que era enserio.

—Sí, ya no quiero seguir ocultando nada y menos lo que siento por ti. No es un delito, cariño. No lo es. Te amo, maldita sea. Te amo con mi alma, eres mi prioridad y a quien deseo tener toda mi vida.

Mientras decía todo aquello sus manos se paseaban por mis mejillas en caricias y sus ojos estaban centrados en los míos.

Sus palabras me llegaron al corazón, los ojos me comenzaron a picar y era un gran aviso del que tenía los ojos cristalizados, sonríe a punto de llorar y no pude hacer más que asentir, porque sabía muy bien que si hablaba en cualquier momento mi voz dependería de un hilo y no podría seguir diciendo nada porque seguramente me echaría a llorar en sus brazos.

—¿Sí? —en sus ojos se veía la esperanza.

—Sí, sí y sí.

—¿Me lo dices enserio?

Asentí.

Lo tome del rostro y lo acerque a mis labios, deje que el momento nos envuelva en un beso intenso y apasionado, pero lleno de amor. Él sabía que lo sentía, no hacía falta que se lo dijera, a pesar de que sé que en algún momento llegaría. Él era capaz de esperar, algo que admiraba. Reconozco que no soy tan paciente como él.

Enrolle todavía más mis brazos en su cuello mientras Joon me tomaba de las caderas para que no me cayera. Envolví mis dedos en su cabello y comencé a acariciar su cabeza con las uñas haciendo círculos continuos y coordinados. Él sonrió en mi boca y le entregué un pequeño beso rápido para luego volver a besarlo como lo estaba haciendo.

Lo amaba, maldita sea.

Y odiaba no poder gritarlo. No podía, la voz no me servía por alguna razón. Estaba segura de lo que sentía, anhelo gritar que lo amo. Que todo el mundo se entere que realmente lo hago. No es un chistecito, no es un juego. Es real, es real lo que siento.

Había sentido cariño, aprecio y admiración. Pero nunca amor a esta magnitud, parecía que lo necesitara hasta para respirar y había una posibilidad de que fuera así. Porque enserio lo amaba.

Me amaba tanto como lo amaba a él.

Solté sus labios y lo miré directo a los ojos. Sus pupilas se dilataron y brillaron de una manera hermosa. Relamí mis labios y dejé un beso sobre su coronilla.

—Gracias, gracias por estar aquí. Gracias por quedarte y, sobre todo. Te agradezco por amarme como lo haces.

Sentí como su mano tomaba con ligereza mi mentón y me obligó a volver a verlo.

—Gracias a ti, por hacerme sentir así.

Una lágrima cayó de mis ojos y se resbaló por mis mejillas, dejando un camino donde se evidenciaba la primera de probablemente muchas. Lo tomé de la espalda y lo estreché contra mi pecho.

No sé por cuánto tiempo estuvimos así. Pero de seguro fue mucho tiempo, porque luego de un buen rato llegó Jeffrey recomendándome que regresara a casa. No quería soltar a Joon, pero él mismo me animó a que debía hacerlo.

Ojos de Miel © [Completo ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora