20.

6.2K 697 886
                                    

Se lo prometí a su mamá y tenía que cumplirlo, por esa razón pasé muy al pendiente de Hyunjin, me aseguré de que comiera e incluso hubieron noches en las que me quedé haciéndole compañía en el hospital; aveces cuidaba a Kkami pero no muy seguido porque con Soonie, Doongie y Dori era casi imposible. Me partió el alma saber que pasaron noche buena y navidad en ese lugar pero no fue peor que yo, que estuve metida en ese infierno llamado casa-de-mis-padres, pero por otra parte me alegraba saber que el señor Hwang estaba respondiendo bien al tratamiento.

Esa mañana salí de casa con mi bolso cruzado, donde cargaba una ensalada de frutas para ti, y cómo siempre iba muy feliz porque te vería. Cuando llegué a tu casa te encontré en la entrada y me recibiste con una tierna sonrisa, últimamente te portabas más amable de lo normal.

—Buen día, Hyunjin.

—¿Cómo estás?

—Muy bien. ¿Qué haces afuera?

—Acabo de regresar del hospital. Vamos adentro, justo estaba pensando en preparar una torta de vainilla, ¿me quieres ayudar?

—Me encantaría.

—Por cierto, tengo buenas noticias, en dos días le dan de alta a papá.

—¿En serio? ¡Eso es genial! No sabes cuánto me alegra.

—Muchas gracias por tu ayuda, mamá está muy agradecida contigo.

—No es nada —sonreí y me mecí en mi lugar— ¿Dormiste bien?

—Súper, ¿y tú?

—Mhm... —asentí leve.

Un poco... se podía decir que sí.

Entramos a casa, donde Kkami nos recibió con emoción moviendo su colita y soltando ladridos.

—No sé si le emociona verme o verte porque a mí siempre me ignora.

—¿Es cierto eso, bebé? —entoné aguda y me agaché para acariciarlo— ¿Es cierto lo que dice tu papá? No es cierto, si tú eres un amor.

Su pelaje era tan suave y olía tan bien que me quedé por unos largos segundos sobándolo, hasta que me di cuenta de que nos mirabas con una pequeña sonrisa y me puse de pie, sintiéndome algo apenada.

Fuimos hasta la cocina donde buscamos lo necesario para hornear el pan. El estante era algo alto, por lo que me puse de puntitas y estiré mis brazos cuanto pude para alcanzar la harina, en ese momento sentí un mareo y una mancha blanca cubrió mi visión, esas noches de desvelo ya comenzaban a pasar factura y hacerme sentir fatigada.

—Hey, ¿estás bien? —me atrapaste entre tus brazos— ¿Estás cansada, verdad? Ya has hecho demasiado por mí, descansa y yo me encargaré de esto.

—Pero quiero ayudarte.

—No, quiero que descanses —me guiaste hasta una silla donde me obligaste a sentarme—. Te las verás conmigo si te levantas.

—Pero...

—Sin peros.

Resoplé resignada y me limité a observarte mientras preparabas todo; eras tan guapo, todo lo que hacías me parecía atractivo y de un momento a otro estaba soñando despierta. Luego de un rato comencé a aburrirme y mientras estabas de espaldas me puse de pie y me acerqué, dándote un susto cuando te giraste.

—¿Puedo ayudarte a preparar la crema batida? —mostré una amplia sonrisa para verme convincente, tú suspiraste.

—Eres tan necia —pusiste los ojos en blanco—. Muy bien, tú lo bates y yo le agregaré la azúcar de a poco.

Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora