21.

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Ya casi daban las doce de la madrugada, el año estaba a nada de terminar y se podía decir que esta vez la pasé mejor que en navidad; los chicos vinieron un rato antes de irse con sus familias, cené con Minho y por último nos sentamos en la alfombra a tomar chocolate caliente mientras platicábamos y jugábamos con sus gatos.

—¿Y cómo vas con tu novio?

—No es mi novio... todavía, pero todo va bien, hace poco me confesó que le gusto.

Minho volteó a verme con los ojos entrecerrados y una expresión seria, a lo que yo reí, ya sabía lo que se venía.

—Genial, ya no tienes permiso para salir nunca más.

Sabía que sólo jugaba así que le seguí la corriente.

—¡Oh no! No es cómo si no lo veo en el colegio también. —fingí estar llorando y mi hermano rió.

—Me alegra que ese niño por fin te esté tomando en cuenta.

—¿Y qué hay de ti? ¿Nada de nada?

—El baile es mi único enfoque, qué puedo decirte. —alzó los hombros.

En ese momento se comenzaron a escuchar los fuegos artificiales a lo lejos, uno tras otro, dándonos a entender que ya eran las doce y miré la pantalla de mi celular para confirmar la hora.

—Ah, se acabó el año... ¡Feliz año nuevo, Minho! —me lancé a él en un efusivo abrazo que le hizo irse de espalda y comencé dar numerosos besos sobre su frente.

—¡Mocosa, estás pesada! —rió mientras hacía una mueca dolor— Feliz año nuevo, hermanita.

—Eres el mejor hermano del mundo, te amo.

—Eso ya lo sé —entonó engreído y reincorporó su postura— y yo también te amo. —despeinó mi cabello.

De pronto su móvil sonó, eran nuestros padres que nunca olvidaban llamarnos durante las fechas especiales. Minho puso el teléfono en altavoz para que los dos pudiéramos escucharlos y hacer más corta la situación, así que después de darnos buenos deseos y desearnos un feliz año nuevo, colgamos la llamada. No los detestaba, pero me molestaba su hipocresía y que actuaran cómo si nada, especialmente hacia Minho.

—Iré afuera para ver las luces, ¿no vienes?

—Te alcanzo al rato.

Asentí y coloqué mi abrigo para salir a la acerca, cuánto amaba observar ese show de luces en el cielo. Mientras estaba allí aproveché para responder los mensajes de voz de Changbin, Han y Felix que nunca fallaban en hacerme reír con sus babosadas.

Pasaron quince minutos en los que estuve sola, los fuegos artificiales ya no eran muchos pero aún se podía apreciar algunos. Una silueta a lo lejos capturó mi atención por unos segundos pero no le di importancia al creer que sólo era una de las tantas personas rondando afuera, sin embargo, se me hizo más fácil distinguirla a medida que se acercaba... Y allí estaba él, el chico que me robaba tantos suspiros.

Te veías tan guapo con ese buzo negro, un suéter grueso y ese gorro de algodón que dejaba ver mechones de cabello cayendo por tu cuello.

—¿Qué haces aquí? Es súper tarde.

—Mamá dijo que podía visitar a mis amigos, ya vi a Seungmin y a Jeongin y recibí unos mensajes de Felix y Changbin, sólo faltas tú.

—Quise llamarte pero pensé que ya dormías —alcé los hombros apenada—. No creas que me olvidé de ti.

—Entonces ven aquí. —extendiste los brazos, invitándome a estos y gustosa corrí para que me envolvieras en ellos.

—Feliz año nuevo, Hyunjin.

Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora