32.

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Pasó una semana desde que nuestra relación se volvió oficial y cuando se lo conté a Felix y Changbin, su reacción fue peor que la de un niño recibiendo juguete nuevo, pero me enterneció verlos tan felices por nosotros, el único que aún no sabía era mi hermano, pues realmente no sabía cómo lo tomaría.

Esa noche estaba en la cocina tomando un café para saciar mis antojos de algo dulce cuando recibí un mensaje tuyo.

Jinnie<3:
Puedo robarte esta noche? ;)

Yo:
Queee (?

Jinnie<3:
Que quiero verte
Se puede?

Yo:
Uuh...
Por qué siempre quieres salir de noche?

Jinnie<3:
Tengo otra opción? Tu hermano no me deja verte
Puedes o no?

Yo:
Está bien

Jinnie<3:
Pasaré por ti en un rato<3

¿Un rato dijiste? Pasaron las nueve y dieron las diez, casi las once y finalmente recibí tu mensaje que estabas afuera. Bueno, entre más tarde mejor para que Minho no se enterara de que andaba en la calle a altas horas de la noche.

—¿A dónde vamos, Hyunjin?

—¿Alguna vez has jugado bolos de noche?

—... No.

—Pues hoy lo harás.

Ah, sonaba divertido.

Llegamos a la plaza exclusiva para jugar boliche y pagamos por la ronda de una hora, después nos entregaron los zapatos adecuados para jugar y por último el trabajador nos guió a nuestra bolera asignada.

—Estos zapatos son muy graciosos. —comenté mientras los observaba.

—Pero son especiales para que no resbales.

—Lo sé.

Me senté en el banquillo para ponerme los zapatos y tú hiciste lo mismo. Primero que nada, teníamos que registrar nuestros nombres para que la pantalla llevara la cuenta de nuestros puntos y luego dimos inicio al juego.

—Tú primero, pero ¿hacemos un trato? El que tenga el puntaje más alto, obtendrá lo que quiera del otro. 

—Eeh... Hecho.

Agarré una bola mediana y me concentré en mi puntería para después soltarla, derribando seis de los bolos, pero fue pura suerte.

—¡Aaah, casi! —llevaste las manos a tu cabeza— ¡Pero bien hecho!

—Esta vez lo conseguiré. —dije segura y tomé la siguiente bola... No terminé derribando ninguno ya que esta perdió su dirección.

Me di la vuelta con un mohín de tristeza y tú reíste.

—¿Decías?

—Silencio, Hwang.

Ya que era tu turno, caminaste con aires de grandeza hacia el frente y tomaste un bola grande, parecías muy seguro de lo que hacías y dejaste ir la bola, botando cada uno de los bolos. 

—Así se hace. —te giraste sobre tus talones con las manos extendidas.

—Sólo fue suerte —me crucé de brazos fingiendo estar molesta y luego reí— ¡Muy bien! A ver si logras la siguiente.

Y sí lo lograste.

—¿Quieres que te enseñe?

—No... Está bien, sí.

Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora