53.

4.5K 488 914
                                    

Nada iba bien y me refiero a que mi salud iba de mal en peor. Por mucho que tomara mis vitaminas y siguiera las instrucciones del doctor al pie de la letra, no me sentía mejor, al contrario, mi nariz continuaba sangrando y mi debilidad y fatiga eran cada vez más severos, razón por la que dejé de ejercitarme. No lo entendía, todo pareció ir bien al principio pero supongo que no fue suficiente y recaí, por eso programé una cita con el doctor para dentro unos días.

Dejando eso del lado, tú y yo llevábamos días sin vernos ya que estabas ocupado ayudando a tu papá en su trabajo porque, según tú, era una semana bastante ajetreada para él y quisiste echarle una mano. Esa tarde la pasé con Soonie, Doongie y Dori, jugando con ellos y dándoles croquetas, y cuando cayó el atardecer, esperé pacientemente a que llegaras porque me dijiste que vendrías a verme.

—Debe ser él —salté fuera de mi asiento muy contenta al oír los toques en la puerta y corrí a esta. Tan pronto como te vi, mi sonrisa se ensanchó y me lancé a tus brazos—. ¡Jinnie! Ah, te extrañé. —te apreté fuertemente que pude oírte gruñir por lo bajo.

—¿Tanto? Me dejas sin aire.

—Lo siento —reí y te solté, entonces besaste mi mejilla—. ¿Vas a entrar o vienes de paso?

—Claro que vine para estar contigo.

—Pasa —me hice a un lado—. ¿Has comido?

—Recién cené con mis papás, ¿y tú?

—Mhm —asentí segura, aunque era una mentira piadosa. No había comido porque no sentía hambre—. ¿Vamos a mi cuarto? Debes estar cansado.

—¿Y tu hermano?

—En la academia, dijo que hoy regresaría tarde. ¿Por qué?, ¿te asusta que llegue y te vea aquí?

—Claro que no.

—Claro —alargué empleando sarcasmo y reí cortamente—. Vamos.

Tomé tu mano y prácticamente te llevé a rastras hasta mi cuarto, donde te lanzaste a la cama, soltando un suspiro de relajación.

—Tu cama huele a ti.

—Por algo es mía, ¿no? —me senté a tu lado y proporcioné caricias en tu cabello— ¿Qué hacemos?

—Mhm, ven aquí. —te acomodaste a modo de que tu espalda se recargara contra el respaldar de la cama y tanteaste tus piernas, invitándome a estas.

—¿Qué quieres hacer? —repetí mientras me colocaba a horcajadas sobre ti. Tú me miraste neutro, cruzando los brazos y ladeando levemente la cabeza mientras me recorrías de arriba hacia abajo con la mirada—. ¡Hey, no me mires así!

—Pff, ¿es mi culpa que seas tan bonita? —sonreíste ladino, provocando que mi corazón sufriera un mini-infarto.

—¡Ya, no juegues! En serio. —cubrí mi cara al sentir que entraba en calor.

Tenías el poderío de hacerme sonrojar hasta con la más mínima acción. Me tomaste de ambas manos y las enlazaste a las tuyas, tu semblante provocativo pasó a uno más tierno y reíste achicando los ojos.

—Eres una dramática. Sólo me gusta recordarte lo bonita que eres.

—Pues sí, pero nunca me lo habías dicho mirándome así ¡y me pones nerviosa! —exclamé, apretando los ojos.

—Okay, no lo vuelvo a hacer. —posaste mis manos en tu cuello para luego poner las tuyas en mi cintura.

—Nunca dije que no me gustara.

—Después ni te aguantas. —llevaste una de tus manos a mi cuello y con tu pulgar delineaste mi labio inferior muy despacio, para ese entonces las mariposas en mi estómago ya estaban más que alborotadas.

Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora