Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin

52.

(continúa narrando Hyunjin...)

Me prometí a mí mismo que la recuperaría antes de ingresar de nuevo a clases, así que hice mi mayor esfuerzo por conseguirlo: le obsequiaba sus flores y dulces favoritos, le decía constantes cumplidos, la llevaba a visitar lugares que le gustaban, la acompañaba a sus visitas al doctor y pasaba muy al pendiente de ella, recordándole que tomara sus vitaminas, que descansara y comiera apropiadamente.

Básicamente, siempre estaba disponible cuando me necesitaba y aunque todo parecía jugar a mi favor, ella seguía negándose a darme alguna muestra de afecto, a excepción de abrazos, o siquiera a sostener mi mano en público, pero sé que lo hacía para poner a prueba mi persistencia.

Me prometió que nos veríamos el viernes para pintar juntos, así que la esperé muy anhelante cuando ese día llegó.

Un par de toques en la puerta hicieron brincar mi corazón y corrí ansioso a esta, pero antes de abrir, acomodé mi cabello, ropa y respiré hondo. Mi ojos se deleitaron con su hermosa sonrisa y, por un instante, sentí perderme en sus hipnóticos ojos.

—¡Hola, Hyunjin!

—Hey... —arrastré mis palabras por lo anonadado que estaba y entonces reaccioné— Pasa, pasa.

—Perdón por la tardanza, tuve que llevar a los gatitos al veterinario para su chequeo general.

—No hay problema. ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?

—De maravilla.

Ahora que te veo.

—Me alegro. ¿Dónde está mi... —antes que pudiera terminar su pregunta, Kkami apareció soltando ladridos. Su rostro se iluminó al verlo y extendió los brazos— ¡Ahí estás, bebé!

Adoraba presenciar sus encuentros con Kkami, los dos eran tan tiernos y verlos juntos estimulaba mi felicidad. Oírla hablar en ese tono tan meloso era gracioso pero también adorable y, espontáneamente, sonreí.

—¿Cómo puedes ser tan linda?

—¿Mande?

Oh, lo pensé en voz alta.

—¿Eh? —tensé los hombros y reí— Digo... vamos a mi estudio, ya tengo todo listo.

—Está bien —sonrió, juntando sus manos—. ¿Dónde están tus papás?

¡¿Por qué no deja de sonreír así?! Pone mi corazón en estado crítico.

—Ocupados con un pequeño asunto pero no tardan en regresar.

—Espero poder verlos.

—Lo más probable es que sí. Vamos. —le cedí el paso frente a mí y fuimos hasta mi estudio.

—Oh, ¿estabas dibujando? —observó los materiales sobre la mesita.

—Estoy terminando tu dibujo. Ven, siéntate a mi lado.

—Me sentaré allí sólo si prometes no intentar besarme. No te pases de listo.

—¡¿Y yo cuando he tratado de besarte?! —llevé una mano a mi pecho, pretendiendo sentirme ultrajado. Estaba consciente de que lo había intentado en más de una ocasión.

—Mhm, no lo sé... ¡en cada cita!

—Oh, ¿entonces estás de acuerdo con que nuestras salidas son citas y no sólo "salidas de amigos" como tratas de convencerte?

Le gustaba jugar a hacerse la difícil y yo le seguía la corriente.

—Tú nunca desperdicias ninguna oportunidad, eh Hwang. —entrecerró los ojos.