Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin

48.

—Te han sacado sangre para hacer un examen, pero, basado en la información que el hospital ya tiene por la última vez que viniste, el doctor dijo que podrías estar sufriendo de anemia severa y si no lo tratamos pronto, podría pasar a mayores.

—Mierda... —mascullé, llevando una mano a mi frente.

—Vas a estar bien. Haré lo posible por conseguir los tratamientos necesarios.

—No creí que fuera tan serio, me dijeron que era sólo estrés.

—¿Por qué comenzaste a sangrar así? Creí que estabas en la fiesta de los papás de Hyunjin.

—Tuve que regresar a casa porque me dolía la cabeza.

Decirle la verdad era la última de mis preocupaciones por el momento.

—Mamá quiere que te vayas con ella. La llamé para decirle y quiere que pases unos días en casa de ellos.

—No quiero dejarte solo y mucho menos a Soonie, Doongie y Dori.

—Ah, allí estás. ¡Has despertado! —un hombre alto y de buen físico ingresó a la habitación. Recuerdo haberlo visto la última vez que visité el hospital, muy simpático a decir verdad— ¿Cómo te sientes?

—Mejor.

—Eso es bueno. ¿Sientes algún dolor o mareo y crees poder levantarte?

—No, no y sí.

—Perfecto. Necesito que vengas conmigo para hacerte un examen físico.

En ese momento una enfermera ingresó a la habitación y se encargó de retirar los aparatos conectados a mi brazo.

Le di una última mirada a Minho, quien no podía relajar su ceño debido a la preocupación, y salí detrás del doctor. Al llegar a su consultorio, comenzó su evaluación: escuchó los latidos de mi corazón, revisó mi respiración, reflejos pupilares y me hizo una serie de preguntas con respecto a mi dieta.

—Aquí tengo tus resultados —dijo revisando su carpeta de archivos médicos—. Cómo lo sospeché, tienes anemia, una deficiencia de hierro en la sangre. ¿Comes bien? —me miró por sobre sus lentes y sonreí apenada mientras negaba—. Tus síntomas son avanzados. ¿Sabías que si no te cuidas te podría costar la vida? Mucha gente subestima la anemia sin saber que podría ser tan letal cómo la leucemia.

—¿Qué tan grave es la situación?

—La anemia tiene cinco niveles, los dos últimos son muy peligrosos, tú estás en el nivel tres y si te descuidas, se podría convertir en anemia aplástica y tu vida podría estar en peligro. Te daremos el tratamiento necesario, pero si no te sientes mejor en unas semanas, necesito que regreses.

—Entendido. —asentí mientras apretaba nerviosamente con mis manos por debajo del escritorio.

—Puede sonar algo aterrador, pero en la mayoría de casos el tratamiento hace su función si lo tomas como se debe. Estarás bien.

—¿Entonces cuánto más estaré aquí?

—Te tendremos por el resto de la noche; necesito hacerte una transfusión de sangre y hierro.

—Okay...

—Puedes regresar a la camilla a descansar, iré por ti en breve.

—Gracias.

Mientras iba de regreso a la habitación, cogí mi blusa con mi mano, estirándola un poco, y me fijé en la enorme mancha de sangre en esta. Con razón el pobre de Minho se angustió tanto al encontrarme.