38.

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Y ahí estaba yo, de pie frente la casa de los Hwang, tenía los nervios a flor de piel y las manos me sudaban al ser mi primera vez compartiendo tan cercanamente con su familia. La idea de llamar a Minho e huir pasó por mi cabeza, pero reprimí el pensamiento porque prometí que iría.

Llené mis pulmones de aire y observé mi reflejo en el ventanal antes de tocar la puerta, vestía algo sencillo y ocasional: una falda estilo overol con una blusa blanca de centro junto a mis zapatillas y mi bolso de mano. Me exalté un poco cuando la puerta se abrió y me recibiste con una tierna sonrisa, haciéndote a un lado para darme entrada. De inmediato me tensé cuando la atención de todos se posó en mí, pero el cálido recibimiento de los señores Hwang me tranquilizó un poco y les saludé alegremente, incluso cuando me presentaste a tus padrinos estos fueron muy amables conmigo, mas no veía a su supuesta hija por ningún lado.

—Ya regresé, ¿de qué me perdí? —escuché a una voz femenina y volteé a ella.

—Allí estás, Soomin.

Conque Soomin era su nombre...

Sin duda era una chica muy bonita, del tipo que resaltaba entre el resto y les hacía ver inferior con su manera de vestir tan sofisticada y pulida, o al menos así me parecía. Me desconcertó ver cómo se lanzó sobre ti cómo si nada pero no tardó en apartarse.  

—Oh, ¿qué tenemos aquí? —me observó de pies a cabeza, su mirada no cargaba menosprecio pero su sonrisa no era del todo sincera.

Nos presentaste la una a la otra y aunque no noté nada raro en su manera de saludarme algo en ella no me convencía del todo.

Luego comprendí porqué: en primera quiso tomar mi lugar y sentarse junto a Hyunjin en la mesa, también procuraba distraerlo cada vez que él me daba su atención y era un poco (bastante) pegajosa, ya entendía porque mi hermano llegó a creer que eran algo más.

¿Por qué no le decías nada, Hyunjin? Ah cierto, eras tan despistado que no notabas lo obvio.

Estaba un tanto incómoda porque nada de eso me agradaba, por ende me mantenía muy callada y sólo participaba en la conversación cuando me preguntaban o decían algo directamente.

—¿Y cómo se conocieron ustedes dos? —preguntó la señora Im, madrina de Hyunjin, mirándome.

Un toque por debajo de la mesa me tomó desprevenida, entonces me di cuenta que era tu mano sobre la mía y me sonreíste.

—Ahm, lo conocí estando en el colegio.

—¿Sí? —sonrió con amabilidad— ¿Cómo? Por lo que tengo entendido Hyunjin es bastante tímido en ese aspecto.

—Compartíamos una clase y él se acercó a hablarme.

Fue lo único que logré responder pues la pena me ganó y no pude seguir hablando, entonces decidiste continuar por mí, entrando un poco más en detalle con la pregunta.

—Me le acerqué porque siempre ha sido muy amable con sus compañeros, y conmigo claro, y eso llamó mucho mi atención.

—Nos alegra que sea así. Mira cómo tus ojitos brillan al hablar de ella.

Mis mejillas se tiñeron de rojo ante el comentario de la mujer, me limité a sonreír mientras tú reías igual de abochornado. Sentí un suave apretón en mi muslo seguido de una caricia, acción que provocó una corriente en mi espalda y mi sonrojo aumentó, entonces tomé tu mano para entrelazar nuestros dedos.

Ya que la conversación se tornó sobre nuestra relación, por supuesto que Soomin sintió la necesidad de impedirlo. Claro, no permitiría que yo fuera el centro de atención después de todo.

Si fuera tu Chica ; Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora