Dosis de realidad.

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Capítulo 17:

(Maratón 3)

Jazmín.

¿Tóxica? ¿Loca? ¿Inestable? Llámalo como quieras. Nuestra relación era perfectamente imperfecta.

Discutíamos, si. Todos los días ¿Y qué? También nos queríamos por encima de todo y creo que sobra decir que estábamos dispuesto a dar todo el uno por el otro.

Marco era perfecto a su manera y a la mía. Podía ser frío y a la vez cariñoso. Era sobreprotector y mandón. Tenía la gran habilidad de mojarme con solo una mirada y ponerme nerviosa solo con un roce.

Como cada mañana, me levantaba e iba al cementerio a ver a mi madre. Aquella mañana me desperté y me puse unas mallas con una de sus camisetas.

Marco ya estaba abajo con mi café preparado y con su traje negro. Increíble. Todo un jodido empresario, en este caso, de droga.

-¿Vas a...?

-Si.

-Iré contigo.

Aquello me pilló por sorpresa. Lo miré sorprendida y se bebió lo que le quedaba de si café de un trago.

No quería decirle que prefería ir sola por que aquel gesto me encantó.

Nos montamos en el coche y el condujo hasta el cementerio. Estar allí, de alguna manera me hacía sentirme más cerca de mi madre. Compré flores en la entrada y caminé hasta su tumba junto a Marco.

Cuando llegué me agaché y quité las flores del día anterior para ponerles las nuevas. Marco se agachó a mi lado y le puso una rosa blanca al lado de las mias rojas.

-Cumpliré la promesa que te hice- susurró acariciando la lápida de mi madre -aun que me cueste la mía.

No entendí a qué veía aquello, pero supuse que era algo de ellos dos y no quise meterme.

Estuvimos un rato allí. En silencio. Solo se escuchaban las hojas de los árboles moverse por el viento y algún que otro paso de las personas que estaban allí.

Cuando nos íbamos, Marco me agarró de la mano por el camino hasta llegar al coche.

Después de pasarme un buen rato convenciendo a Marco de que me llevara con el, accedió. Íbamos camino donde siempre planeábamos todo, nuestra casa perdida en el campo.

-No te vuelvas loca ¿Vale?

-¿Por?

-Esta madrugada... Bueno uno de nuestros hombres vio a Alejandro y dio la alerta...- mi corazón se aceleró -lo tenemos.

Shock.

Ese es el estado en el que me encontraba. Lo habían cogido... otra vez... ¿Por que siempre me enteraba de todo la última?

Salí del coche disparada hacia la entrada de la puerta y abrí ignorando los gritos de Marco. Bajé las escaleras y me encontré con la puerta del sótano cerrada y Giovanni delante de ella.

-Déjame pasar.

-Jaz. ¿Por que no nos dejas esto a nosotros?

-¡Que me dejes pasar!

Cuando fui a empujarlo, Marco me agarró de la cintura y me obligó a mirarlo a él.

-Escúchame a mi- clavó sus ojos en los míos -te dejaré entrar, pero quiero que sepas que si en cualquier momento te arrepientes... solo dímelo ¿Vale? Es tu padre y entendería que...

Idílico #2 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora