Una noche.

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Capítulo 34:

Jazmín.

Me atreví a ir a visitar a Marco.

Me tiré un rato en la puerta principal antes de entrar a la parte de las celdas. No quería decirle que las cosas estaban difíciles, que estaba en Manos de Valentino, pero que el no hacía milagros.

-¿Cuando vuelves a Londres?

-Cuando haya solucionado todo lo de aquí.

-¿Mis problemas?

-Exacto.

Nos habíamos sentado en el suelo, uno enfrente de otro, solo nos separaba una pared de barrotes de metal.

Parecía aún más cansado que hace cuatro días. Solo hacía cuatro días desde que llegué a Italia y parece que hace meses. Demasiado intenso todo.

-No deberías de ocuparte tú de eso, de todo esto.

-¿Y que debería hacer? ¿Dejarte solo en esto? Estas de coña.

-No es tu problema.

-Pero si el tuyo, y eres mi...

-Soy tu ¿Que?

Joder... ¿Mi qué? ¿Hermanastro? ¿Amigo? ¿Ex novio?

-Mi hermanastro. Tus problemas son los míos.

Su cara de decepción apareció en su rostro y no pude evitar sentirme mal. Nuestra situación actual era incómoda.

-¿Puedo preguntarte algo?

-¿Sobre que?

-Sobre tu vida durante estos seis meses.

-Dispara- No podía negarme.

Se lo pensó. Mucho.

-Has...¿Has estado con alguien este tiempo?

¿Que se suponía que tenía que decirle? ¿Mentirle? Había conocido a chicos, me había acostado con alguno, pero nada serio. Solo intentaba llenar el vacío que el dejó, pero no lo conseguí, solo conseguí sentirme más sola y vacía.

-Si, he conocido a más chicos...- me dolió decírselo más a mi que a él escucharlo -Intenté reemplazarte, pero no pude.

Me daba miedo formular la pregunta por que ya sabía la respuesta y no quería volver a escuchar el nombre de Lucy salir por sus labios.

-¿Y tu...? ¿Has estado con alguien?

-No.

Su respuesta me pilló por sorpresa y me dejó helada.

-Cuando me enteré de que te habías ido de Italia, supe que para mi ya no había un futuro, ya estaba perdido.

-No digas eso...

-¿Prefieres que te mienta?

-No.

Apoyé mi frente en los barrotes y suspiré. Yo le hice sentir así, vacío, solo y perdido. Pero no era el único que se sentía así, yo me sentía exactamente igual.

El también apoyó la frente en los barrotes y ahora nuestros labios estaban a centímetros con barrotes de por medio.

-Bimba... tú eras mi futuro.

Idílico #2 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora