Algo idílico y eterno.

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Capítulo 35:

Jazmín.

Los días fueron pasando.

El juicio se acercaba y Valentino y yo nos veíamos cada día.

Toda mi esperanza estaba volcada en que Marco se libraría de toda esa mierda y saldría libre.

Todo estaba planeado;

•El ganaba el juicio y salía.

•Tendríamos nuestra noche.

•Y volvería a Londres.

¿Donde estaba el problema? En que no sabía si sería capaz de volver a Londres si pasaba la noche con el.

Sabía que si volvía a pasar tiempo con el a solas volvería a sangrar las heridas que tanto me había esforzado por cicatrizar.

Todo lo que había construido en Londres se iría a la mierda y volveríamos a la relación tóxica que teníamos.

**

Día del juicio.

Mi corazón latía tan rápido que podía escucharlo. Estaba nerviosa. Realmente no sabía que iba a pasar.

Valentino me aseguraba de que sacaría a Marco de este lío y yo confiaba en el, pero eso no me quitaba los nervios y el ver a Marco salir de su celda con las esposas puestas no ayudaba.

Carla se había quedado en casa con Nicolás. Giovanni y Adriano habían venido conmigo al juicio y nos habíamos sentado justo detrás de donde estaba Marco y Valentino.

Era la primera vez que asistía a un juicio e iba cagada. Jamás imaginé que tendría que asistir a uno.

Cuando el juez le dio la palabra a Valentino, el empezó a defender a Marco con uñas y dientes. Enseñaba pruebas y papeles mientras decía una y otra vez que merecía libertad bajo fianza.

El abogado contrario, aseguraba de que Marco era un delincuente que merecía estar encerrado en una cárcel de por vida.

Mis emociones estaban al límite. A veces tenía ganas de llorar y otras de ponerme a gritar para que lo dejaran libre.

-Pido libertad bajo fianza para mi cliente- dijo Valentino una última vez antes de que el juez dictase sentencia.

Todos esperamos la respuesta ansiosos. El silencio del juez me estaba matando lentamente.

-Marco D'Angelo podrá salir bajo fianza. Tendrá que abonarla en diez días, la cantidad será de unos veinte mil euros. Si no lo abona en en ese plazo, será arrastrado sin derecho a juicio- dijo antes de pegar el típico porrazo de los jueces antes de levantarse e irse por donde había entrado.

Salté la pequeña vaya que nos separaba y me abalancé sobre el antes incluso que le quitasen las esposas.

En cuanto tuvo las manos libres, me abrazó con fuerza.

-Gracias- susurró en mi oído.

-Te dije que te sacaría de aquí.

-Tu y tus promesas.

-Aun te debo otra.

-Una noche.

Asentí con la cabeza y me alejé de él para dejar que Adriano y Giovanni pudiesen abrazarlo.

Me acerqué a Valentino y le di la gracias por su trabajo. No dude de él en ningún momento, pero el miedo me tenía en vela.

Salí afuera y ya estaban los demás esperándome. Giovanni y Adriano comenzaron a andar hacia el coche mientras que Marco se quedó esperándome.

Idílico #2 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora