Respiranción entrecortada.

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Capítulo 7:

Jazmín.

-Me da igual lo que tú digas, ya he dicho lo que quiero y como lo quiero- Marco era un puto cabezón.

-Ya le he dicho que haré lo que pueda- le dijo la enfermera después de pelear con el durante lo que parecieron horas.

-No me importa pagar lo que sea, pero la quiero a ella conmigo.

Marco se había encaprichado en que nos preparasen una habitación para los dos solos. Había salido de cuidados intensivos con las pilas cargadas y exigía estar en la misma habitación que yo.

A mi aún no querían darme el alta, ya que la bala impactó en uno de mis pulmones. Querían dejarme unos días más en observación.

Me dolía la cabeza de escuchar como el de quejaba por cada cosa de la habitación. A decir verdad, a él se le veía peor que a mi. Es seguía en cama mientras que yo me pasaba todo el día fuera de la mía para estar con el.

Era como un niño pequeño, siempre quejándose y sobre todo por la comida. ¿Que se pensaba que le iban a poner de comer? Estamos en un hospital no en un hotel de cinco estrellas.

-Como no nos preparen la habitación para hoy, me voy a un hotel y me llevo a dos enfermeras para que estén pendiente de nosotros- fue lo último que dijo antes de que la enfermera saliera pisando fuerte de la habitación.

-Creo que no pasa nada por dormir en habitaciones separadas. De hecho, siempre hemos dormido en habitaciones separadas.

-Me suda la polla como lo hayamos hecho antes. El ahora lo que me importa. Tú eres lo que me importa y no voy a dejar que nos separen unas paredes de mierda.

Decidí no seguir con aquella conversación. Marco era muy cabezon y nadie le quitaba una idea de su cabeza.

Me senté en su cama con las piernas cruzadas y lo miré. Estaba despeinado, en bata de hospital y con una vía en la mano, pero seguía siendo el tío más sexy del mundo. Seguía poniéndome a mil con solo mirarme y eso me empezaba a cobrar factura.

Llevaba cuatro meses sin hacerlo. Si que me tocaba alguna que otra noche yo sola mientras vivía con Alejandro, pero todas sabemos que no es lo mismo tocarte tú a que te toquen.

Tenerlo tan cerca. Su mirada. Su tacto. Sus besos. Todo el era una jodida droga y yo era una jodida drogadicta.

-¿Que te pasa? Estas muy callada y estoy viendo humo salir por tu cabeza.

¿Que qué me pasa? Fácil: Estoy loca por follarte ahora mismo. ¿Obstáculo?: Que estamos en un maldito hospital.

-Nada. Estaba pensando en lo bien que te queda esa bata- me reí.

-Perdón, no sabía que se podía elegir modelito para estar ingresado en un hospital- dijo con ironía.

-No he dicho que me disguste como te queda.

-Yo podría acostumbrarme a verte así.

-¿En bata de hospital?

-Con poca ropa- corrigió -supongo que debajo de esa bata no llevas nada y eso me está poniendo malo.

Tragué saliva intentando que bajara el nudo que se había formado en mi garganta tras escuchar a Marco.

Idílico #2 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora