Yo iba a por el.

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Capítulo 3:

Jazmín.

Alejandro se fue el mismo día que me aviso de que se iba. Esa noche no dormí nada por dos razones: 1) acababa de matar a otra persona. Y 2) Marco había pasado página.

¿Pero que se supone que esperaba? Yo estaba "muerta" era cuestión de tiempo que el rehiciera su vida. Pero... dolía.

Aún tenía su voz grabada en mi cabeza... a veces lo escuchaba: Yo también, amore mio.

También necesitaba a mis mejores amigas. Necesitaba escucharlas, que me dieran un consejo sobre qué debería hacer.

Y necesitaba escuchar la voz de Giovanni diciéndome: todo saldrá bien.

Que ingenua ¿no? ¿Como pude llegar a pensar que podría salir bien? ¿Como pude llegar a confiar en Alejandro? ¿Como pudo darme pena? Demasiadas preguntas y pocas respuestas.

Salí de mi cuarto y fui hasta la cocina. Alejandro solía decir que esta casa era pequeña, pero tampoco tenía mucho que envidiarle a la de los D'Angelo.

En la cocina me encontré con la mano derecha de Alejandro. Amando, el pelirrojo que le ayudó a secuestrarme. No me caía nada bien, me daba mal rollo y ahora que se había ido Alejandro sentía como si Amando se fuese a aprovechar de mi. Era el típico cincuentón baboso y con mala hostia.

Me eché un cuenco de cereales y me senté en la encimera sin decir nada. Lo último que me apetecía era hablar con aquel señor.

Mientras me comía mis cereales escuché como su silla se arrastró y se levantó. Al levantar mi mirada ya lo tenía cerca de mi y no dudé en coger mi pistola y pegársela a la sien.

-Espacio personal- forcé una sonrisa.

-Tranquila, fiera. Solo venía a por un vaso de agua.

Su mirada fue hasta al mueble que tenía al lado de mi cabeza y entendí que estaba en medio. Me bajé de la encimera y dejé que cogiera el vaso.

-Deberías relajarte- comentó.

Me volví a guardar la pistola y dejé el cuenco en el fregadero. Le fulminé con la mirada y salí de la cocina. ¿Que se supone que tengo que hacer en la ausencia de Alejandro? No me había dicho nada y yo no era adivina.

Amando salió de la cocina segundos después que yo y no tuve otra opción que preguntarle que debía hacer.

-¿Que se supone que tengo que hacer mientras mi padre no está?- si, lo llamaba mi padre por que tenía que fingir que me importaba.

-Sígueme. Tenemos avances nuevos.

Lo seguí hasta el despacho y una vez allí me indicó que me sentara en la silla de Alejandro. Abrió el portátil y empezó a enseñarme fotos. Fue ahí cuando me di cuenta de que esas fotos no eran de unas personas cualquiera. Era de Adriano, Giovanni y Marco.

Mi cuerpo se tensó al ver las fotos. No podía creerme como habían conseguido aquellas fotos de ellos y que no se hubiesen dado cuenta.

Adriano salía en su coche. Giovanni en el jardín con Carla. Marco en su coche con el móvil pegado a la oreja. Marco con una rubia... Marco en la piscina. Giovanni en la cocina. Incluso hasta habían fotos de Gianna y Carla...
Carla aprendiendo a pelear. Gianna con una pistola...

Las fotos seguían pasando. Una tras otra. Tuve que dejar de mirar o aquello me cobraría factura cuando vi a Marco besando a aquella chica rubia.

-Parece que tu querida familia se ha olvidado de ti... ¿Y que me dices de tu novio? Te ha reemplazado rápido.

Idílico #2 |+18| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora