Las Despedidas Eternas

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Glosario para este capítulo:
T/N: Tu Nombre
A/P: Apellido
P.O.V: Punto de Vista
N/A: No Disponible

___T/N P.O.V___

Todo estaba listo para que Impa, Rael y yo fuéramos de vuelta al castillo ahora que mi entrenamiento había terminado. Mientras tanto, Prunia y Rotver se quedarían ahí a discutir aplicaciones posibles de los artefactos en la vida diaria de los Sheikah.

Cuando salí de la casa de la jefa Nera, Rotver y yo intercambiamos miradas, se dibujó una sonrisa triste en sus labios mientras iba a su encuentro -Es tu último día aquí, pero supongo que hiciste muchos amigos ¿No? O al menos uno, los amigos son importantes- preguntó.

Miré alrededor, el pueblo estaba lleno de vida, podía oler la comida recién hecha de padres amorosos a sus hijos, habían pequeños huertos con árboles de Sakura esperando a florecer, era como un hogar que nunca tuve.

Ni siquiera el Kakariko de mi época era tan agradable como ahí, o al menos eso pensaba yo -Creo que si hice amigos, me gustaría venir de vez en cuando- susurré, volviendo a mirarle, nuestros corazones aún se estrujaban de dolor cuando nos veíamos pero debíamos afrontar la realidad de que realmente había un afecto mutuo entre ambos en una amistad que deseábamos que siguiera -Supe que te quitaron la espada corta del clan Yiga, sólo... te quedan dos, no?- preguntó intentando hacer conversación.

Negué con la cabeza -Sólo una, la que tu me diste, me ha servido mucho, eres un artesano de las armas increíble, si llego a necesitar alguna de estas 'armas ancestrales' ya sabré a quién acudir- comenté, las mejillas del científico se coloraron un poco, luego carraspeó y miró al horizonte como si estuviera posando -Pero claro, soy el mejor de todos en cuanto a las armas ancestrales, ese fue sólo un prototipo- decía.

Empezó a dejarse llevar -Podría incluso hacer una armadura completa, si me dejaran analizar más a los guardianes y desmantelar sólo unos pocos, ¡Incluso podría hacer flechas!- exclamó, me miró -¡Eres un/a/e genio!- decía.

"Yo no dije nada..." pensé, pero el científico, ahora impulsado por su primer amor: El trabajo, empezó a hablar en voz alta diciendo qué partes de guardianes podría necesitar para crear una especie de máquina que ensambla armas ancestrales que me ayudarían a mi, Impa o a los campeones en nuestra batalla contra Ganon.

Sonreí un poco, en parte sabiendo que estaba actuando para no hacer larga nuestra conversación.

-¡Necesito hablar esto con el herrero! ¡Ya tengo un proyecto para los siguientes meses!- me dijo, empezó a correr hacia una de las casas mientras movía su mano en gesto de despedida -¡Te escribiré sobre ese progreso Caramelito! ¡Lo prometo!-

Ordon se acercó con una manzana en el hocico, la dejó a mis pies, estaba a medio morder -Oh, Es mi desayuno?- pregunté algo divertido/a/e, el caballo asintió como si dijera que sí.

Reí un poco, me incliné para tomar la fruta que estaba llena de baba, arqueé una ceja -Eres todo un caballero amigo mío pero, estoy a dieta, tu sabes- palpé mi estómago -Generalmente los guerreros como yo no consumimos saliva de caballo - dicho esto le extendí el resto de la manzana, Ordon la comió como si hubiera dicho "Bueno, al menos lo intenté".

Pronto escuché otra risa pero era por parte de Prunia, cerca de la entrada al cementerio, Nera sostenía las riendas de un hermoso corcel blanco muy parecido a Verloren, el caballo de Zelda, pero no era él, este tenía una fisonomía más robusta, Impa sostenía las riendas de su caballo, un corcel moteado que ya era viejo -Impa, insisto en que lleves a Tatl, ese caballo tuyo ya no podrá aguantar otro camino largo-

[COMPLETADO] Durmiente +Revali x Lector/a + Donde viven las historias. Descúbrelo ahora