🦋Capítulo 11

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~Lucas~

Me encuentro en el lugar en que acordamos vernos. Es una placita chica, tiene un par de hamacas, un tobogán, un pasamanos (bastante alto para que sea apto para niños) y, un sube y baja doble. Conocía la existencia de este sitio porque queda cerca de la casa de Bruno, y hemos venido un par de veces. No muy a menudo, pero sí de vez en cuando, o cuando Federico nos cita para ponernos al día, o tan solo pasar el rato.

Hace cinco minutos que estoy acá, pero todavía faltan diez minutos para que Mariana llegue, recién son las seis y media de la tarde. Yo vine un poco antes de la hora pactada, como me ocurre todo el tiempo. Es una de las tantas cosas que amaría no tener: llegar siempre varios minutos antes. Juro que lo odio. Bien podría llegar dos minutos antes, pero no, el nene tiene que aparecer con treinta minutos de anticipación. 

La puntualidad ante todo. 

Sí, pero yo me excedo en la puntualidad. 

Aún siento dolor en el pecho, esa incomodidad, ese sentimiento de culpa. Siento culpa por no poder hacerla feliz. Siento culpa por haberle roto el corazón. Siento culpa por no sentir lo mismo que Mel. Sé que es una chica fuerte, por eso estoy seguro que saldrá adelante, que me olvidará. Y aunque me duela, si ella decide no volver a tener contacto conmigo, lo aceptaré, por ella, porque la quiero. 

Su recuerdo golpea mi mente con fuerza. Sus ojos cristalinos por las lágrimas, su nariz y majillas sonrosadas, su voz entrecortada por el llanto, sus manos temblorosas alrededor de mi cintura. Ella normalmente tiene dos estados de animo: es seca, cortante y distante, o es risueña, alegre y eufórica; pero muy pocas veces llora delante de las personas. Melissa prefiere guardarse el dolor para sí misma. Entre desahogarse con alguien o hacerlo encerrada en su habitación, sola, ella sin duda elige llorar en soledad. Eso antes era algo que me molestaba mucho, creía que no tenía la suficiente confianza para desahogarse conmigo. Hasta que entendí que no todos nos mostramos ante el mundo tal cual somos, no todos mostramos nuestros verdaderos sentimientos. Hasta que me di cuenta que yo tampoco me mostraba ante el mundo tal cual era, solo mostraba una pequeña fracción de lo que realmente era. 

Cuando comprendí que aquel no era yo (o bueno, sí, pero reducido), cambié, decidí que no quería vivir toda mi vida proyectando falsedad. Comencé a decir lo que realmente pensaba. Comencé a actuar como realmente era. Comencé a decir lo que realmente sentía. Ahora bien, quizás las dos últimas cosas aún me estén costando, mas no me rindo, yo sé que lo voy a conseguir. 

Enciendo el celular para ver la hora. Ya tiene cuatro minutos de retraso. Decido enviarle un mensaje, quizás le pasó algo. En el momento que voy a comenzar a escribir, unos pasos me ponen en alerta, rápidamente guardo mi celular en el bolsillo delantero de mi pantalón. Los pasos se escuchan cada vez más cerca, estoy de espalda, por lo que no sé quién es.

—Perdón —al escuchar la voz, vuelvo a respirar con normalidad. Me giro y en cuanto mis ojos se posan en su cuerpo, mi corazón inicia a palpitar cada vez más rápido. La incomodidad entre mis piernas me hace aclararme la garganta—, se me complicó un poco encontrar las llaves de mi casa, pero por suerte las conseguí.

Su pecho sube y baja con rapidez, en su frente se encuentran algunas gotas de sudor, y su rostro está más rojo que una manzana. Corrió. La respiración se le ve forzada por el desgaste físico, mientras que mi respiración está entrecortada por la hermosa chica que tengo frente a mí. El hermoso cabello castaño, que siempre lleva suelto, hoy está sujeto por una goma de pelo. Está vestida con un top negro, con tirantes finos, que le llega arriba del ombligo, el cual hace que sus pechos resalten (me siento un acosador por haber visto esa parte de su cuerpo, sin que ella lo note), un jean azul algo suelto, y sus Vans negras. Su boca no tiene ningún cambio, pero mi mirada se clava en ella. Esos labios rosados me hechizaron, sin siquiera haberlos probado. Aún.

🦋Perfectamente Imperfectos🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora